De ídolo de la lucha libre al box
Durante nueve años peleó con el sobrenombre de Sexy Star y en casi todas las ocasiones bajó del ring con la victoria. Su escultural cuerpo, que presumía a veces con top y minifalda, y en otras ocasiones con vestuarios entallados, le habían ayudado a llamar la atención de los aficionados, pero el talento de la luchadora iba más allá de la imagen.
Defendía la esquina de los rudos y como tal no tenía reparos en demostrar su belicosidad. Desde los primeros intantes de la batalla se lanzaba contra sus adversarios. El éxito que consiguió le sembró la idea de incursionar en el boxeo, así que comenzó a entrenar con el ex campeón mundial Jhonny González, su esposo, y Miguel Ratón González.
Confiesa sentirse nerviosa por su primer duelo como boxeadora, porque “traigo un compromiso con la gente que confía en mí. De verdad que me preparo. El nombre de Jhonny y el de Miguel González van a subir conmigo al ring”. Con la sinceridad que caracteriza a los regiomontanos acepta que “todavía estoy en transición de aprender. La experiencia es lo que me va ayudar”.
Pese a que la lucha y el pugilismos son deportes de contacto, Sexy García revela lo complejo que puede ser saltar de uno a otro.
“En la lucha tu cuerpo es duro para que no te empujen, debes tener un balance”, dice mientras se planta como retando a un rival.
En seguida cambia su postura y comienza a hacer un juego de pasos para lanzar puñetazos y explica: “En el boxeo todo es ágil, el movimiento es más fino, usas la cintura, cabeceas... es muy diferente.
“La lucha es un deporte espectáculo, hay que llevar a la gente por distintos sentimientos. Y en el boxeo es salir, enfocarte, mentalizarte y decir ‘¡o te doy o me das!’ Sales con todo o te dan con todo”, dice entre risas que hacen olvidar por instantes el pasado amargo de esta peleadora.