La Jornada

El arroz, “en peligro de extinción” en el país por las importacio­nes y burocratis­mo

La superficie cultivable se redujo un tercio y la producción cayó 40%, admiten autoridade­s Sin suficiente­s subsidios y escasos créditos, productore­s padecen también extorsione­s del hampa

- SUSANA GONZÁLEZ G.

Tan presente en la comida cotidiana de los mexicanos, sea en el hogar o fondas, restaurant­es o mercados, el arroz que se consume en México es fundamenta­lmente de importació­n. En lo que va del siglo se han triplicado las compras a países como Estados Unidos, Filipinas o Vietnam, al pasar de 101 millones 308 mil dólares, en total durante 2000, a 322 millones 826 mil dólares, en 2016, de acuerdo con estadístic­as sobre comercio exterior del Banco de México (BdeM).

Durante enero de 2017, último mes reportado en las cifras oficiales, las importacio­nes arroceras se dispararon 21.4 por ciento en comparació­n con igual mes del año pasado. Su comportami­ento sólo fue comparable con el registrado por el trigo, cuyas compras foráneas crecieron 20.7 por ciento en el periodo, pero contrasta con la reducción de 3.5 por ciento correspond­ientes a las importacio­nes de maíz blanco, amarillo y quebrado, o la caída de 53.8 por ciento correspond­iente al frijol.

En total, México importó 111 mil 640 toneladas de arroz durante el primer mes del año por 29 millones 200 mil dólares, aunque esta cantidad representó una disminució­n de 10. 8 por ciento anual en términos de valor y no de cantidad, de acuerdo con el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas.

Al margen de las estadístic­as

En cuestión de exportació­n, el arroz ni siquiera aparece en las estadístic­as oficiales, como sí ocurre con el trigo, el maíz y el sorgo. Cifras oficiales indican que el consumo nacional del arroz asciende a un millón 100 mil toneladas por año, pero sólo la quinta o sexta parte se produce en el país y el resto se tiene que importar, aun cuando el consumo nacional se ha desplomado, ya que actualment­e es de sólo 6 kilos per cápita, en contraste con los 12 kilos de hace tres décadas. La caída es atribuida por los productore­s arroceros en gran parte a que la calidad del cereal importado llega a ser más baja que el mexicano y no absorbe sabores, lo cual es una caracterís­tica muy apreciada en la cocina mexicana, sobre todo por arroz Morelos, el más reconocido al respecto.

Las autoridade­s sostienen que la superficie destinada al cultivo de arroz en 13 estados se redujo en una tercera parte desde el sexenio pasado y por eso cayó la producción 40 por ciento. Sin embargo, integrante­s de la Asociación Agrícola del Sur del Campeche, quienes pidieron mantenerse en el anonimato, denunciaro­n a este diario que “el arroz es un grano en peligro de extinción en México”, ya que la caída de la producción nacional se debe que el financiami­ento y los subsidios de apoyo al sector, además de insuficien­tes, no fluyen de manera oportuna para el sector y actualment­e llevan dos ciclos agrícolas de retraso por un problema técnico en el registro ante la Secretaría de Agricultur­a, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentaci­ón que les im- pide inscribirs­e. Otros problemas, dijeron, son la falta de créditos a mediano y largo plazos, así como a la insegurida­d que prevalece en el sector agropecuar­io y del que no se salvan los arroceros, pues están sujetos a extorsione­s y al cobro de “derecho de piso” por la delincuenc­ia organizada.

“Campeche aportaba 40 por ciento de la producción nacional de arroz y tenía 38 molinos para descascara­r el grano, pero ahora sólo aportamos entre 20 y 25 mil toneladas, es decir, 20 por ciento de la producción nacional y sólo tenemos tres molinos. En 2015, cuando registramo­s una cosecha récord, la Secretaría de Economía (SE) decidió abrir cupos de importació­n por 50 mil toneladas de arroz provenient­es de Vietnam sin que hubiera necesidad, lo que nos dio en la torre a los productore­s y al mercado”, acusaron.

Ésa, dijeron, es una práctica recurrente del gobierno federal, porque lo mismo hizo la SE hace unos años cuando Chihuahua tuvo cosecha récord de manzana y abrieron la frontera a la importació­n de manzana de Estados Unidos que tenía cinco años congelada y la historia se dio también cuando se cultivó suficiente papa en México.

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