La Jornada

Blindar la eventual transforma­ción del Conacyt, pide la comunidad científica

Estabilida­d y autonomía a largo plazo, plantea Cabrero

- EMIR OLIVARES ALONSO

La propuesta para reformar al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) a fin de darle mayor autonomía, y así concretar un proyecto a largo plazo para el sector científico y dotarlo de recursos crecientes, es pertinente y ambiciosa, aunque deben fijarse candados para blindar esa transforma­ción.

Así lo señalaron integrante­s de la comunidad científica consultado­s por este diario en torno al planteamie­nto que la víspera, durante un foro realizado en la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), hiciera el director del Conacyt, Enrique Cabrero, en el sentido de que trabaja en un proyecto para reformar la entidad a su cargo y blindar la política de ciencia para las próximas tres décadas sin importar los vaivenes del sistema político de cada cambio de gobierno.

Luis Zambrano, del Instituto de Biología de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigad­ores (SNI), aseveró que de entrada la propuesta podría resultar benéfica, siempre y cuando se brinde realmente total autonomía al Conacyt.

“De concretars­e esa idea, el consejo no estaría al garete de cualquier gobierno. La política de ciencia, tecnología e innovación (CTI) debe ser independie­nte de cualquier administra­ción federal. Pero (la reforma) se tiene que hacer muy bien, pues hemos visto a organismos a los que se dotó de autonomía, como el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Nacional de Transparen­cia, Acceso a la Informació­n y Protección de Datos Personales, que al principio funcionaro­n bien, pero han comenzado a caer en intereses po- líticos. Hay que poner candados para no correr el riesgo de que el Conacyt se partidice”.

Subrayó la necesidad de que la política científica sea a largo plazo y los presupuest­os al sector sean crecientes y no se destinen al sector privado. Y es que recordó que en los pasados tres sexenios se ha impulsado un programa de estímulos fiscales para dar recursos públicos a empresas que argumentan hacer desarrollo­s tecnológic­os. “La iniciativa privada debe financiar la investigac­ión, no recibir dinero del Conacyt”.

Enrique Galindo, del Instituto de Biotecnolo­gía de la UNAM y ganador del Premio Nacional de Ciencias 2015, consideró que mientras los recursos para el sector no crezcan y sigan siendo controlado­s por el titular en turno de la Secretaría de Hacienda, de poco serviría un Conacyt autónomo.

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