JUAN RULFO Y LOS BOLIVIANOS EN MÉXICO
El exilio boliviano de los años 70 y 80 contó con el amparo del escritor Juan Rulfo, presidente del comité mexicano de solidaridad con Bolivia desde 1973 y hasta su muerte, en 1986. El gran escritor, vinculado a otras personalidades de la cultura y la política, ayudó a los desterrados, en algunos casos críticos en su estado de salud, residencia y trabajo.
El escritor y líder socialista Marcelo Quiroga Santa Cruz, su gran amigo, fue el artífice de la relación de don Juan con los desterrados, mismos que retornaron a su país hacia 1977-78, tras la caída del gobierno fascista de Hugo Banzer.
Sin embargo, al ocurrir allí otros sangrientos golpes de Estado, la izquierda enfrentó a los militares fascistas en las calles y en ese trance fue asesinado, en julio de 1980, el líder Quiroga Santa Cruz. De nueva cuenta llegaron a México otros patriotas y don Juan reactivó aquel comité de solidaridad al tender la mano a los desterrados.
El 17 de noviembre de ese año presidió un acto de homenaje a los asesinados y prisioneros de la imperialista Doctrina de la Seguridad Nacional. Ante un millar de asistentes en el auditorio Justo Sierra de la Universidad Nacional Autónoma de México, y en presencia de personalidades como el argentino Héctor J. Cámpora, el ex rector Pablo González Casanova y las viudas de Salvador Allende, del general Torres y la de Quiroga, don Juan Rulfo –que se autodefinía reacio a los discursos– narró en su intervención: “Una vez le dije a Marcelo que para evitar golpes militares, que tanto sufrimiento causan a tu patria, deberían hacer lo que en México, tener quietos a los generales dándoles millones de pesos…” y otras inquietantes precisiones.
Al otro día ocurrió la airada reacción del presidente José López Portillo y algunos jefes castrenses en un episodio que compete solamente a los mexicanos.
Ahora, al recordar los 100 años del nacimiento de Rulfo, quisimos rememorar aquel entrañable vínculo del patriarca de las letras mexicanas con nosotros, máxime si en estos días se reactivó el comité mexicano de solidaridad con Bolivia, encabezado por Héctor de la Cueva y otros 100 compañeros de la estirpe rulfiana.