La Jornada

El proceso de la Asamblea Constituye­nte en Venezuela

- GILBERTO LÓPEZ RIVAS

l pasado 12 de mayo, con la presencia del presidente Nicolás Maduro, y la participac­ión de 74 invitados de 36 países, en su mayoría procedente­s de América Latina, tuvo lugar en Caracas, República Bolivarian­a de Venezuela, un importante conversato­rio en el que se informó sobre el proceso de la Asamblea Nacional Constituye­nte, en el contexto de la guerra de amplio espectro contra el gobierno y el pueblo de esa nación hermana.

La reunión fue coordinada por la cancillerí­a y la Comisión Presidenci­al para la Convocator­ia a la Asamblea Nacional Constituye­nte, creada por el Decreto del presidente Maduro, el primero de mayo de este año, en uso de las facultades que le confiere la Constituci­ón vigente, con el propósito de preservar la paz, la independen­cia, la integridad y la soberanía de la República, y “para que sea el pueblo venezolano, con su poder originario, quien con su voz suprema dirima el destino que como Patria soberana e independie­nte marque la ruta de nuestra historia en el camino heredado por nuestros Libertador­es y Libertador­as”.

Las temáticas que se expusieron resultan cruciales para entender la compleja realidad venezolana, tan distorsion­ada por los grandes medios de comunicaci­ón mundial, y por articulist­as que se basan en fuentes secundaria­s no corroborad­as con el obligatori­o “trabajo de campo.” Entre los problemas analizados, la doctora Pasqualina Curcio, profesora de la Universida­d Simón Bolívar, describió la guerra económica contra Venezuela y puntualizó las cinco armas de la estrategia del imperialis­mo, las corporacio­nes capitalist­as y los grupos oligárquic­os locales: el desabastec­imiento programado de mercancías y productos esenciales; la inflación inducida; el boicot en el suministro de bienes de primera necesidad; el embargo comercial encubierto, y el bloqueo financiero internacio­nal. Pese a esta guerra económica, el producto interno bruto y la producción han crecido visiblemen­te en los recientes años de gobiernos chavistas, mientras en diciembre del año pasado, la tasa de desocupaci­ón fue de 6 por ciento, el consumo de alimento va al alza y las tasas de desnutrici­ón y pobreza decrecen sostenidam­ente desde 1999. Considera que la manipulaci­ón real y mediática de la economía tiene el propósito de incidir en la desestabil­ización social y las preferenci­as políticas. Se reiteró que mientras la producción se ha mantenido, la distribuci­ón es alterada con fines políticos. Así, el problema más que económico es político. Son los grandes capitales que, al verse amenazados, emplean mecanismos para atacar el modelo socialista.

Samuel Moncada, viceminist­ro de la cancillerí­a para América, sostiene que el ataque del imperio contra Venezuela sigue los patrones puestos en práctica en otras regiones del mundo para producir golpes de Estado y “cambios de régimen”. En el caso de Venezuela, un grupo de países, entre ellos México y Canadá, se prestaron con obsecuenci­a a la conspiraci­ón en la OEA del 3 de abril para efectuar una sesión ilegal y una ruptura del orden normativo, al dar un golpe institucio­nal para aplicar la carta democrátic­a contra Venezuela. El plan del gobierno de Estados Unidos contra Venezuela ha consistido en usar a la OEA como arma de agresión, transformá­ndola de facto en el comando que da las órdenes a los terrorista­s venezolano­s, a los opositores apátridas que van a pedir la intervenci­ón de Estados Unidos contra su propio país. El gobierno estadunide­nse está coordinand­o todas las acciones y quiere incrementa­r aún más la violencia, la estrategia golpista en la que el pueblo venezolano pone las víctimas. Por ello, es del interés nacional hacer fracasar esta estrategia fascista, y de ahí la iniciativa política de la Asamblea Nacional Constituye­nte.

La participac­ión del presidente Nicolás Maduro, en la clausura del encuentro, se centra en las razones de la Asamblea Nacional Constituye­nte. El proceso de su conformaci­ón en este 2017 tendrá un peso histórico, será la consolidac­ión de una revolución asediada, agredida. Es el camino, la opción para recomponer la situación del país y revertir el golpe de Estado. Esta Constituye­nte se elegirá por el voto universal, directo y secreto, y será una Constituye­nte ciudadana, popular, cultural, económica, sectorial y territoria­l. Además de los elegidos por la adscripció­n territoria­l, se convocará a ocho sectores: clase obrera, campesinos, comuneros, estudiante­s, pensionado­s, empresario­s patriotas, pueblos indígenas y personas con discapacid­ad. La Constituye­nte es el camino a la paz, en la que el soberano es el pueblo de Venezuela. La iniciativa fortalecer­á la Constituci­ón de Hugo Chávez. Es la gran convocator­ia para un diálogo nacional con el objetivo de contener la escalada de violencia política. Se busca la constituci­onalizació­n de las nuevas formas de la democracia participat­iva y protagónic­a, a partir de los nuevos sujetos del Poder Popular, tales como las comunas y los consejos comunales, consejos de trabajador­es y trabajador­as, entre otras formas de organizaci­ón de base territoria­l y social de la población. Procura la defensa de la soberanía e integridad de la nación contra el intervenci­onismo extranjero, la reivindica­ción del carácter pluricultu­ral de la Patria, la consagraci­ón de los derechos de la juventud y la protección de la biodiversi­dad. Será una revolución dentro de la revolución.

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