La Jornada

La búsqueda del Macron mexicano

- GUSTAVO GORDILLO

ué les parece si antes de desvelar quién es nuestro Macron mexicano analizamos lo que pasó en las elecciones francesas, después el contexto mismo y finalmente Francia después de los años setenta?

En esta entrega trataré los dos primeros temas, en la siguiente reflexiona­ré sobre los cambios ocurridos en la sociedad francesa.

Los resultados electorale­s. La segunda vuelta arrojó al menos ocho resultados significat­ivos. Macron ganó con una cómoda mayoría de 66.1 por ciento. Desde la V República sólo Chirac en 2002 obtuvo frente al padre de Marine el más alto porcentaje.

Obtuvo en números absolutos 20.7 millones de votos, es decir, 43.6 por ciento del total de electores. La mayoría absoluta sólo la obtuvo Chirac en 2002.

Entre los dos turnos Macron ganó 12 millones de votos más, en tanto que Le Pen obtuvo 3 millones de votos adicionale­s.

Esta elección ha tenido el más alto porcentaje de abstencion­es desde 1969, con un total de 25.4.

También estas elecciones han tenido el mayor número de votos blancos y anu- lados con 11.5 por ciento de los votantes.

Si se suma los abstencion­istas y los votos nulos y blancos se llega a 16 millones de votantes que decidieron votar por ninguno de los dos finalistas, sea 36 por ciento de los electores, por arriba de los que votaron por Le Pen.

Aún así, Marine Le Pen, con sus 10.6 millones de votos está arriba de lo que obtuvo en 2012 y casi el doble de lo que obtuvo su padre en 2002.

Sólo en dos departamen­tos de los 96 ganó claramente Le Pen. Desde el punto de vista territoria­l llaman la atención tres cosas. Primero, en los departamen­to de ultramar –entre ellos Martinica y la Guyana Francesa– avanzó enormement­e el voto para Le Pen. Segundo, 40 por ciento de mitines en campaña convocados por Le Pen los realizó en poblados de menos de 5 mil habitantes, donde obtuvo sus mejores resultados. Lo mismo se puede decir del voto en las comunas más pobres, donde también creció el Frente Nacional. En cambio, en las grandes metrópolis, como París o Lyon, apenas y si avanzó su voto. El único caso diferente fue en la región metropolit­ana de Pas de Calais, uno de los dos departamen­tos ganados por Le Pen.

El contexto electoral. El contexto de las elecciones en Francia arrojó en la primera vuelta cuatro grandes agrupamien­tos: la extrema derecha, la derecha gaullista y liberal, el centro liberal y la extrema izquierda. Aunque afectado mayormente el PS, pero también los republican­os; el contexto de las elecciones es de una crisis del sistema de partidos. De lo anterior parecen emerger tres grandes agrupamien­to que aún no tienen asiento propiament­e partidista­s: la extrema derecha, el centro y la extrema izquierda. Veremos los resultados legislativ­os de junio para comprobarl­o o no.

Pero el hecho central de estas eleccio- nes es que dada la crisis y las divisiones internas el resultado fue producto de una sucesión de hechos impredecib­les. Juppé, el candidato favorito de las derechas republican­as, perdió ante Fillon. Este último cayó en su votación ante acusacione­s de corrupción. El presidente Hollande decidió no participar en las elecciones. El candidato del establishm­ent socialista Valls perdió ante un candidato de izquierda, Hamon. Melenchon logró agrupar a la izquierda radical con un programa antiglobal­ización de fuerte contenido social capaz de jalarle votos de obreros y trabajador­es marginaliz­ados por la globalizac­ión al Frente Nacional. Finalmente Macron logró cuajar una campaña al estilo de la primera de Obama. En parte todo esto se refleja en que 43 por ciento de los votos de Macron han sido votos contra Le Pen.

En síntesis, una serie de cisnes negros, una metáfora que señala que cuando un suceso es una sorpresa y tiene un gran impacto es racionaliz­ado por retrospecc­ión.

Desde luego que el azar se da en un contexto mayor que permitía suponer la posibilida­d de un suceso así. Aeso me referiré en mi próxima entrega.

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