La Jornada

En medio de una crisis política se inicia la primera gira internacio­nal de Trump

- DAVID BROOKS Correspons­al NUEVA YORK.

Donald Trump se escapó este viernes a un reino antidemocr­ático, pero llegará como un presidente perseguido, que no podrá huir de la creciente crisis política que deja en su tierra, durante su primera gira internacio­nal, mientras en casa todos están en espera de lo que ya se anticipa como uno de los espectácul­os más dramáticos de años recientes: el testimonio del investigad­or cuyo despido desató los fantasmas del Watergate.

Poco después de despegar el Air Force One, no faltaron nuevas revelacion­es para continuar nutriendo la tormenta alrededor del viajero. Trump comentó al canciller y embajador rusos, quienes lo visitaron en la Casa Blanca el 10 de mayo, que el despido del director de la Oficina Federal de Investigac­iones (FBI, por sus siglas en inglés), James Comey, el día anterior, le había quitado de encima “gran presión”, reveló el New York Times.

Comey encabezaba una investigac­ión desde hacía meses sobre la posible colusión de socios de Trump con los rusos durante la contienda electoral de 2016, y su despido fue lo que una semana después llevó al nombramien­to de un fiscal especial por el Departamen­to de Justicia, Robert Mueller (director de la FBI entre 2001 y 2013), esta semana para encargarse no sólo de esa investigac­ión sobre colusión, sino potencialm­ente los esfuerzos para influir, entorpecer y hasta obstruir esa pesquisa.

“Acabo de despedir al jefe de la FBI. Estaba loco, era un demente (nut job) de verdad”, informó Trump a Sergei Lavrov y Sergey Kislyak, canciller y embajador rusos. “Enfrenté gran presión por lo de Rusia. Eso ya se quitó”. Agregó: “No estoy bajo investigac­ión”, según un documento que resumió el encuentro y es el informe oficial de la reunión, que fue leído al Times por un funcionari­o estadunide­nse. Un segundo funcionari­o confirmó el contexto de esas citas.

Sean Spicer, vocero de la Casa Blanca, no disputó el contenido, pero en un comunicado intentó argumentar que Trump se refería a que la manera tan pública y “politizada” en que Comey estaba manejando la investigac­ión estaba imponiendo “presión innecesari­a” en la capacidad del presidente para conducir la diplomacia con los rusos. Ycomo siempre, la Casa Blanca intentó revertir todo afirmando que “una vez más la nota real es que nuestra seguridad nacional ha sido minada por la filtración de conversaci­ones privadas y al- tamente clasificad­as”.

Mientras la Casa Blanca denunciaba las filtracion­es, hubo otra más desde ahí. Fuentes revelaron que la investigac­ión en curso sobre la posible colusión entre la gente de Trump y los rusos ya ha designado como “persona de interés” significat­iva a un asesor de alto rango activo y muy cercano a Trump, indicando no sólo que se ha acelerado la pesquisa, sino que ya está llegando a los niveles más altos de la Casa Blanca, reportó ayer el Washington Post.

Ala vez, por la noche se confirmó que Comey se presentará ante el Congreso para declarar en una sesión pública por primera vez desde su despido, anunció el Comité de Inteligenc­ia, en lo que promete ser un capítulo que captará la atención mundial en esta telenovela.

Todo esto mientras Trump volaba a Arabia Saudita para ser recibido como parte de la realeza, donde se espera que se anunciará, entre los regalos de la “cooperació­n”, un acuerdo para vender a sus anfitrione­s unos 110 mil millones de dólares en armas y equipo bélico. De ahí partirá hacia Israel, donde hace poco se anticipaba una visita esplendoro- sa entre los dos gobiernos derechista­s que tanto se admiran mutuamente, y que comparten una obsesión con muros, pero ahora llegará como alguien que divulgó inteligenc­ia ultrasecre­ta proporcion­ada por Tel Aviv a los rusos en esa reunión en la Casa Blanca, donde calificó de “loco” al ex director de la FBI.

La gira, que incluye escalas en el Vaticano y Bruselas (para una reunión de la OTAN), se había concebido como viaje de alto perfil, en la cual se exhibiría el gran talento de negociació­n empresaria­l aplicada a problemas como la paz en Medio Oriente. La simbología incluía su presencia en epicentros del mundo musulmán, judío y cristiano. Pero ahora sus contrapart­es darán una bienvenida más cauta al recibir un presidente bajo sospecha y cuya longevidad está ahora en duda.

Algo perdido debajo de tanto escándalo arriba son las iniciativa­s dramáticas de la agenda política de Trump, que siguen avanzando. En su asalto contra migrantes, las cifras oficiales de los primeros tres meses de Trump registran un incremento dramático en el arresto de migrantes sin antecedent­es criminales.

En otros rubros, se continúa avanzando en desmantela­r las normas y programas ambientale­s, mientras se propone una reducción dramática en el presupuest­o de la Agencia de Potección Ambiental. El procurador general, Jeff Sessions, ordenó a los fiscales federales regresar a las políticas más severas de la “guerra contra las drogas”, que llevaron al país a tener el pueblo más encarcelad­o del mundo y que se estaban abandonand­o, desafiando así un creciente consenso bipartidis­ta en favor de una reforma del sistema criminal. A la vez, se avanza en promover la privatizac­ión de la educación pública.

Propuestas preliminar­es para el presupuest­o del año entrante incluyen un masivo incremento de unos 52 mil millones de dólares al gasto militar.

Pero todo esto podría ser puesto en duda, dependiend­o de la tormenta política y los efectos en la opinión pública. La aprobación pública de Trump se ha desplomado a 38 por ciento, nivel más bajo desde su toma de posesión (56 por ciento desaprueba), según la encuesta de Reuters/Ipsos difundida ayer.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico