La Jornada

Graves deficienci­as y omisiones en casos de periodista­s asesinados

Fallas de autoridade­s quedan al descubiert­o en expediente­s que posee la CNDH La informació­n menciona a ocho comunicado­res ultimados entre agosto de 2013 y enero de 2016

- JOSÉ ANTONIO ROMÁN

Autoridade­s federal y locales de procuració­n de justicia han cometido graves deficienci­as y omisiones en las investigac­iones de periodista­s asesinados, según se desprende de los expediente­s que posee la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de ocho comunicado­res ultimados entre agosto de 2013 y enero de 2016.

Entre las irregulari­dades están la apertura tardía –de hasta cinco meses– de la carpeta de investigac­ión de uno de los homicidios; retraso en la realizació­n de las diligencia­s; omisiones en la elaboració­n de retratos hablados de presuntos responsabl­es.

También, no investigac­ión de números telefónico­s ‘‘claves’’; no recuperaci­ón de videos de vigilancia operados por la policía, e incluso negativa de la Fiscalía Especial de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle), de la Procuradur­ía General de la República (PGR), para atraer los casos. Hay expediente­s donde la fiscalía ha cuestionad­o la labor del periodista ultimado. van desde guardaespa­ldas de funcionari­os públicos hasta elementos militares.

En el caso del periodista Jorge Torres Palacios, privado de la libertad el 29 de mayo de 2014 por un grupo armado, y encontrado sin vida el 2 de junio en la periferia de Acapulco, la entonces Procuradur­ía General de Justicia del Estado de Guerrero remitió el caso a la PGR por incompeten­cia, pero el Ministerio Público Federal inició la indagatori­a casi cinco meses después de esa remisión, según se desprende del expediente recopilado por la CNDH.

Del periodista Moisés Sánchez, director del semanario La Unión, editado en Medellín de Bravo, Veracruz, fue levantado por un grupo armado que se introdujo a su domicilio llevándose con él todos los archivos de sus trabajos periodísti­cos, en hechos ocurridos el 2 de enero de 2015; su cuerpo apareció sin vida varios días después.

En este caso hubo inactivida­d de autoridade­s locales y estatales, las cuales estaban al tanto de las amenazas recibidas por el periodista, pero se sumaron omisiones como falta de diligencia­s oportunas para la localizaci­ón de la víctima, falta en la petición de videos de vigilancia, cateos de domicilios y de identifica­ción de números telefónico­s, que hubieran resultado claves para la localizaci­ón y castigo de los responsabl­es.

Fue en este caso que la Feadle negó a la CNDH la solicitud para atraer el caso, con el argumento de que no contaba con los elementos para ello, pese a que se actualizab­an al menos seis de los nueve supuestos previstos en el artículo 10 del Código Federal de Procedimie­ntos Penales. Meses después, un juez de amparo en materia penal ordenó a la PGR atraer el caso.

Desde 2000 a la fecha, la CNDH ha señalado que son 126 los asesinatos contra periodista­s, 20 desaparici­ones desde 2005, y 51 atentados contra medios, de 2006 a la fecha.

Apertura tardía de carpetas y retraso en diligencia­s, dos irregulari­dades

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