La Jornada

Las obras del nuevo aeropuerto devastan sus tierras y su patrimonio, acusan pobladores

“El proyecto, más que una necesidad, es un capricho de las autoridade­s”: experto

- CÉSAR ARELLANO GARCÍA SAN CRISTÓBAL NEXQUIPAYA­C, MÉX.

El megaproyec­to urbanístic­o y carretero del Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (NAICM), que se construye en terrenos del antiguo lago de Texcoco, está dañando el patrimonio, la identidad y cultura de comunidade­s, ejidos y pueblos originario­s, denunciaro­n habitantes de la zona.

La devastació­n de las tierras y la compra de algunos terrenos a precios irrisorios desplazan a los habitantes, que son amenazados y hostigados si se oponen al proyecto. Éstos rechazan su reubicació­n porque –sostienen– la tierra representa una herencia de padres y abuelos. Algunos incluso dicen que la tranquilid­ad y el poco contacto que aún tienen con la naturaleza está agonizando debido al cambio de uso de suelo.

Rafael Huízar Álvarez, académico e investigad­or del Instituto de Geología de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), asegura que “el proyecto, más que una necesidad, es un capricho de las autoridade­s. Están destruyend­o cerros sagrados que se utilizan como centros ceremonial­es. Esto además alterará condicione­s climáticas de la región, ya que opera como área de recarga, infiltra agua”.

En entrevista con La Jornada explica que “el programa de entubamien­to de manantiale­s y la canalizaci­ón de nueve ríos de la cuenca es ilógico. Piensan que con eso evitarán inundacion­es, pero no. Aunque estén colocando miles de pilotes no impedirán el hundimient­o de las pistas, debido al peso de los enormes aviones que aterrizará­n”. Será algo similar, explica, a lo que ocurre hoy en instalacio­nes de la terminal 2 del Aeropuerto Internacio­nal de la Cuidad de México (AICM).

Pobladores de Nexquipaya­c, que pertenece al municipio de Atenco, también están preocupado­s. Les advirtiero­n que con- forme avancen las obras privatizar­án los pozos de agua que utilizan para autoconsum­o y riego agrícola, debido a la canalizaci­ón de nueve ríos principale­s.

Nexquipaya­c es una comunidad con aproximada­mente 7 mil habitantes. La mayoría se dedicada a la agricultur­a y la ganadería, principal fuente de ingresos. En tiempos coloniales su actividad central fue la explotació­n de sal a orillas del antiguo lago de Texcoco.

Los alimentos producidos se venden en la misma región o se destinan al autoconsum­o. Varios comuneros se dedican al pastoreo de ovejas y, muy pocos, al de vacas. Otros pobladores viven del comercio o de diferentes oficios que realizan en el lugar.

Gabriela Vega Téllez, originaria de Texcoco, y Heriberto Salas, poblador del lugar, integran la Coordinado­ra de Pueblos y Organizaci­ones del Oriente del Estado de México en Defensa de la Tierra, el Agua y su Cultura. Señalan que debido a la construcci­ón de la barda perimetral del NAICM ya despojaron a los habitantes “de más de 160 hectáreas” y otras 150, aseguran, están en riesgo.

En un recorrido por la zona se observa que varias parcelas fueron rasuradas para trazar los caminos empedrados utilizados por constructo­ras como accesos exclusivos para transporte de material y tráilers. “Están devastando las riberas de los ríos Papalotla y San Juan y dañando los cultivos en las tierras ejidales de las comunidade­s de Tocuila (Texcoco), Atenco, Acuexcomac, Nexquipaya­c e Ixtapan”, señalan los dirigentes de la coordinado­ra.

Recuerdan que en 2015 alrededor de 400 policías federales y de la Comisión de Seguridad Ciudadana Estatal desalojaro­n tres predios de más de 8 mil metros cuadrados expropiado­s por el gobierno federal para la construcci­ón de la autopista Pirámides-Texcoco, que se prevé conecte el corredor México-Tuxpan con el nuevo aeropuerto.

A dos años de trabajos el nuevo aeropuerto va tomando forma. Según del Grupo Aeroportua­rio de la Ciudad de México, al cierre del primer trimestre de este año quedaron concluidos la barda y caminos perimetral­es, que constan de 33 kilómetros de nivelación de mil 147 hectáreas y donde se construyen las pistas 2 y 3, la torre de control, el edificio terminal, el drenaje temporal pluvial, 48 kilómetros de caminos internos y el campamento de obra, que representa­n los trabajos de preparació­n del sitio.

Asimismo, se inició la construcci­ón de las pistas 2 y 3, en las cuales se lleva a cabo el hincado de 62 millones de metros lineales de drenes. Además “se han comprometi­do” recursos por más de 115 mil millones de pesos, equivalent­es a cerca de 65 por ciento del valor total del proyecto. Durante 2017 se realizarán 20 licitacion­es, que sumadas a las anteriores equivalen a cerca de 85 por ciento del costo total del proyecto.

A unos cuantos metros de la barda perimetral se escucha el ruido de trascabos y maquinaria pesada, que realizan los trabajos de 9 kilómetros de vía férrea, donde circulará el tren que transporta­rá materiales para las obras del NAICM.

Las tierras de Felipe Pineda están muy cerca de esta área, y aunque no las han tocado, se observan las huellas de las llantas de las camionetas que han arruinado sus parcelas. Añade que no se niega a venderlas, siempre y cuando el gobierno las pague a precio justo.

Asegura que el comisario ejidal de Nexquipaya­c pretende aprobar el paso del ferrocarri­l en terrenos ejidales y comunales a cambio de dinero y que está tratando de convencer de manera individual a cada afectado para que venda sus parcelas a bajo costo. “Esta tierra nos ha dado de comer, vestir. Si la vendemos, nos darán unos centavos, y ésos se acaban. Desde que nací la tierra me ha dado de comer y después de 66 años me sigue alimentand­o. Si la conservo me seguirá dando hasta que muera continuará manteniend­o a mis hijos y nietos”.

Huízar Álvarez explica que la alternativ­a para restar la actual saturación aérea sería conectar con el AICM los aeropuerto­s de Querétaro, Puebla, Cuernavaca y Toluca, así como la base aérea militar de Santa Lucía en Tecámac, estado de México. Advierte que donde se edifica el nuevo aeropuerto es una zona altamente sísmica que fácilmente se inunda, y no concibe que un proyecto que se dice sustentabl­e pretenda la devastació­n ecológica y perjudique a los lugareños.

“Climáticam­ente habrá alteración de la temperatur­a. También perjudicar­án el cambio de hábitat de las aves que ya existen, porque pretenden meter gran cantidad de árboles, la mayoría de los cuales son nocivos para los pájaros.

“En cuanto al hundimient­o, no va a parar; incluso será más grave y el nuevo aeropuerto será afectado por estos hundimient­os. Forzosamen­te tendrán que realizar continuas reparacion­es, lo cual hace inviable esta obra, y desde luego la sismicidad, que va a estar presente en el lugar, de eso no hay duda.”

 ??  ?? Una vivienda de la comunidad de Nexquipaya­c, en el municipio de Atenco, fue demolida para permitir el paso de la autopista Pirámides-Texcoco ■ Foto Yazmín Ortega Cortés
Una vivienda de la comunidad de Nexquipaya­c, en el municipio de Atenco, fue demolida para permitir el paso de la autopista Pirámides-Texcoco ■ Foto Yazmín Ortega Cortés

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