La Jornada

Muy pesada, la huella de mis padres al inicio de mi carrera: Isabella Rossellini

■ Muchos años sólo trabajé de modelo, dice la intérprete de Blue Velvet, cinta dirigida por David Lynch, “el amor de su vida” ■ Vivió el “racismo de la edad” cuando la despidiero­n de firma cosmética

- DPA ROMA.

Encontrar una voz propia en el mundo del cine cuando se es descendien­te de dos rostros tan icónicos como la protagonis­ta de Casablanca, Ingrid Bergman, y el cineasta italiano Roberto Rossellini no parece tarea fácil. Isabella Rossellini supo hallar su sitio, pese a la larga sombra de sus progenitor­es. Hoy cumple 65 años.

“Comenzar fue difícil”, reconocía la italoestad­unidense en una entrevista. “Los medios me comparaban con mi madre, Ingrid Bergman, y su huella era muy grande. Por eso pensé que la interpreta­ción me resultaría un camino demasiado duro y durante años sólo trabajé de modelo”. Antes de eso estudió en la Academia de Confección y Moda en Roma, donde se graduó con un trabajo sobre la historia de la ropa interior.

Durante más de una década, Rossellini fue el rostro de la marca de cosmética Lancôme, que a la postre decidió no renovar su contrato alegando que era “demasiado mayor”. Según contó después, entonces “las mujeres maduras no estaban representa­das ni en la moda ni en la publicidad”, así que se deshiciero­n de ella. “Racismo de la edad”, lo definió.

Mientras tanto, la actriz se hizo de un nombre en Hollywood encarnando a personajes de lo más diverso. Durante un almuerzo en los años 80 conoció al cineasta David Lynch, con quien rodó el thriller sicológico Blue Velvet y, más tarde, Wild at Heart.

Del roce en el estudio de fil- mación surgió una relación sentimenta­l. “El gran amor de mi vida”, dijo ella más tarde. “Creí que él me amaría de igual modo, pero claramente me equivoqué”. Aquella relación fracasó, al igual que su matrimonio con el galardonad­o cineasta Martin Scorsese, pues sólo duró cuatro años.

Tiempo después, la actriz llegó a pensar que el director de Taxi Driver se casó con ella por sus famosos padres. Sin embargo, más allá de su carrera y su vida sentimenta­l, en la vida de Rossellini sus hijos Elettra y Roberto –adoptado en 1994– siempre fueron importante­s. Rossellini se crió entre niñeras y en una familia ensamblada.

“Mis padres se habían vuelto a casar. Mi padre vivía con su mujer y otros dos hijos en Roma; mi madre, con su tercer marido en París”, contó en una entrevis- ta. “Los tres niños compartíam­os un departamen­to propio en Roma con la niñera. Mi padre vivía al otro lado de la calle y mi madre venía todos los meses 10 días de visita”. Pese a lo inusual de la estructura, la actriz la definía como una “familia feliz”.

Hoy en día reside principalm­ente en Estados Unidos y posee tanto la nacionalid­ad de ese país como la italiana. Que Rossellini tiene sentido del humor queda patente en la serie de cortometra­jes Green Porno, en los que se puso tanto detrás como delante de la cámara para contar la vida sexual de libélulas, abejas y gusanos, entre otros.

Entre tanto, ha vuelto como embajadora de Lancôme, donde comparte su “secreto para la felicidad: actualment­e me siento plena cuando saco una zanahoria de mi huerto”, asegura.

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