El Concejo Indígena, Marichuy y 2018
amenazada por los proyectos mineros e hidrocarburíficos; por las grandes corporaciones de la energía en sus modalidades hidráulica, eólica y solar; por la privatización del agua y por nuevas obras de infraestructura en las llamadas zonas económicas especiales (ZEE), que, con epicentro en el istmo de Tehuantepec, abrirán una nueva fase de acumulación por desposesión o despojo neocolonial sobre territorios donde sobreviven formas de propiedad comunal y ejidal de la tierra.
Por decisión de la asamblea, una indígena nahua, médica tradicional y herbolaria, María de Jesús Patricio (Marichuy), de 54 años y oriunda de Tuxpan, Jalisco, será la vocera del Concejo Indígena de Gobierno y candidata a la Presidencia de la República.
Según la perspectiva racista y clasista de algunos tránsfugas de la “izquierda” clientelar, electorera y parlamentarista, que consideran que los indígenas no deben irrumpir en los espacios considerados exclusivos de una “clase política” amafiada, la “unidad de las izquierdas” sólo se puede lograr sumándose de manera subalterna y acrítica a un partido político. Quienes calificaron la iniciativa indígena de “divisionista” pueden estar tranquilos: no se puede dividir lo que no existe en el ámbito parlamentario. Además, Marichuy no recorrerá el país a la caza de votos, porque la lucha del CNI y el EZLN no es por el poder; no pretenden competir con los partidos y sus políticos, sino que la indignación, la resistencia y la rebeldía figuren en las boletas electorales de 2018.