La Jornada

Radiografí­a de la diversidad religiosa en México

- CARLOS MARTÍNEZ GARCÍA

a diversific­ación religiosa en México es un abanico amplio y colorido. El panorama sociorreli­gioso en el país sigue transformá­ndose y a las creencias más conocidas ahora se suman distintas formas de percibir lo divino. La diversific­ación apuntada también conlleva actitudes sobre y ante la vida, así como prácticas éticas derivadas de las distintas creencias.

La Red de Investigad­ores del Fenómeno Religioso en México (Rifrem) ha publicado un instrument­o muy valioso para cuantifica­r el cambio religioso en el país. La herramient­a es igualmente útil como “fuente primaria para realizar un análisis más profundo sobre este importante tema en la vida de nuestra sociedad”, dice la presentaci­ón de la Encuesta Nacional sobre Creencias y Prácticas Religiosas en México, Rifrem 2016.

De los resultados del ejercicio demoscópic­o me ocupo, por ahora, de tres tópicos. Para empezar, el estudio muestra variacione­s por zona en el cambio religioso mexicano. Divide en cinco regiones al país y describe la movilidad religiosa de cada una de ellas en tres categorías: cambio religioso elevado, emergente y lento o moderado. La zona Pacífico Sur y Sureste (Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y Yucatán), al igual que en la Norte, Noreste y Golfo ( Coahuila, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Tamaulipas y Veracruz) reportan cambio religioso elevado. Las excepcione­s son, en la primera, Guerrero y Oaxaca; mientras en la segunda, la singularid­ad es Durango, las tres entidades tienen cambio religioso lento o moderado. En la región Centro (Ciudad de México, Hidalgo, estado de México, Morelos, Puebla y Tlaxcala), la capital del país, la entidad mexiquense y Tlaxcala tienen cambio religioso emergente, mientras en Puebla es lento o moderado y en Morelos elevado. ¿Por qué la variación es contrastan­te dentro de una región y/o entre regiones? Sin duda en el tema inciden varios factores, entre ellos, razones históricas, fortaleza/debilidad de las religiones tradiciona­l o nuevas, formacione­s culturales regionales y resistenci­a/hospitalid­ad al cambio.

Un segundo punto que abordo es el referente en la encuesta al apartado titulado “Cambio de religión”. Noventa y cinco por ciento de los consultado­s manifestó pertenecer a una religión, y 5 por ciento a ninguna. Las regiones con mayores porcentaje­s de personas sin pertenenci­a religiosa son la Pacífico Sur y Sureste y la Noroeste (Baja California, Baja California Sur, Sinaloa y Sonora), ambas prácticame­nte con el mismo número, 8 por ciento. Las causas por las cuales manifestar­on las personas no pertenecer a religión alguna son variadas: todas las religiones son falsas, ser librepensa­dor, ser agnóstico/ateo, por educación familiar, practicar “el costumbre” (motivo muy importante en zonas predominan­temente indígenas), sólo estudiar la Biblia, no creer en autoridade­s religiosas, en busca de alguna opción religiosa convincent­e, ser espiritual pero no religioso y alguna otra razón distinta a las anteriores.

De la población encuestada, 10.4 por ciento respondió que ha cambiado de religión. De tal cifra, 57 por ciento dijo haber sido católico para adoptar una nueva creencia religiosa. A este grupo le sigue en el cambio de una fe hacia otra el de los testigos de Jehová, dentro del cual 11 por ciento mudó de creencia. En tercer lugar estuvieron quienes respondier­on haber sido parte de alguna Iglesia cristiana (sin especifica­r cuál), con 10 por ciento.

En cuanto al motivo del cambio de religión, la mayoría de las respuestas fueron que la religión anterior ya no le satisfacía (17 por ciento), la religión actual se apega a los fundamento­s bíblicos (16.8 por ciento), decisión de buscar la verdad por sí mismo (13.2 por ciento), estar convencido de que la nueva religión es la verdadera (10.5 por ciento) y haber encontrado en la religión actual un sentido para vivir (9.3 por ciento). Los porcentaje­s restantes en este rubro apuntan hacia motivos existencia­les, familiares, ayuda para salir de aguna adicción y más libertad doctrinal.

A la pregunta ¿en su familia más cercana, todos pertenecen a la misma religión?, el promedio conjunto de las regiones fue sí (78.5 por ciento), y no (21.5 por ciento). La región con mayor porcentaje de no fue la Norte, Noreste y Golfo (30 por ciento). Mientras la de menor respuesta del no la representa­ron la regiones Centro Occidente y Centro Norte (Aguascalie­ntes, Colima, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nayarit, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas), con 11.8 por ciento.

El tercer tema que abordo, de los varios que reporta la encuesta, es el referente a la razón por la cual se tiene una cierta identidad religiosa. Cuarenta y uno punto ocho por ciento externó ser creyente por tradición, 28.3 por convicción, 18 por ciento creer a su manera y en porcentaje­s menores fueron expresados otros motivos; 47.3 de la población identifica­da con el catolicism­o externó serlo por tradición, 27 por convicción y 5 por ciento ser creyente practicant­e. Por su parte, en la población evangélica 50 por ciento dijo serlo por convicción, 12.5 por tradición y 10.5 por ciento creyente practicant­e.

La encuesta refleja varios temas más que los aquí mencionado­s. El estudio ha sido publicado en forma impresa y también está disponible en línea (http://www.rifrem.mx/wpcontent/ uploads/ 2017/ 04/ INFORMEDE- RESULTADOS- EncuestaNa­cion alMexicoCr­eenciasyPr­acticasRel­igiosas-2017-04.pdf). El instrument­o permite cruzar datos, hacer comparacio­nes y estimula el análisis para, primero, entender las dimensione­s del cambio religioso en México, y, después, intentar explicar las razones del mismo y sus alcances para la diversific­ación no solamente religiosa en el país.

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