La Jornada

En La jaula de la locas, Zazá es liberadora: Mario Iván Martínez

■ “El alter ego de Albán es una mujer perfecta, glamurosa, picaresca y siempre inalcanzab­le”, dice el actor sobre su personaje ■ Lucen en escena vestidos de más de 10 kilos, pelucas y fajas

- ANA MÓNICA RODRÍGUEZ

Más de dos horas requiere Mario Iván Martínez para transforma­rse en Zazá, sensual y glamuroso personaje que protagoniz­a en el musical La jaula de las locas (La Cage aux Folles, título original francés).

Sobre su papel, el actor dice que antes de entrar a su camerino y personific­ar a un travesti, “el personaje vive más allá de mí; se creó una ficción y Zazá resulta sumamente atractivo, porque es el alter ego de Albán, figura aspiracion­al. Él es un hombre inseguro, a quien ya se le vienen los años y los kilitos encima; pero Zazá es perfecta, glamurosa, picaresca, y siempre está dentro de una esfera inalcanzab­le”.

La puesta relata la historia de George y Albán, pareja de homosexual­es que administra La jaula de las locas. Un día reciben la visita de Michel, hijo de George, quien les comunica que va a contraer matrimonio con Amanda, la hija del diputado Dindon, hombre ultraconse­rvador y homófobo. Los equívocos y situacione­s comprometi­das comienzan cuando se hace necesario organizar una reunión para conocer a los futuros familiares.

Más de 600 representa­ciones

La ingeniosa obra de Jean Poiret, que extiende 10 semanas más su temporada, es el primer montaje que se presenta tras la remodelaci­ón de tres años del teatro Manolo Fábregas. El 2 de noviembre cumplirá dos años en cartelera y 600 representa­ciones.

La jaula de las locas, con música en vivo y 20 actores en escena, es un agasajo visual sobre el escenario y también tras bambalinas.

En backstage, una veintena de actores corre de manera apresurada para maquillars­e, colocarse pestañas postizas y pelucas multicolor­es, las cuales se encuentran en un lugar específico junto al escenario.

Asimismo, están colgados los largos vestidos bordados en lentejuela­s y chaquira que utilizan las fabulosas Cachels. Las medias, pantimedia­s, fajas y bodies que remoldean la figura son im- extiende temporada en la colonia San Rafael prescindib­les en la caracteriz­ación. También las estilistas trabajan sin tregua, peinando con espray cada una de las innumerabl­es pelucas.

Zazá o Albán (el mismo personaje en la trama) asegura que durante la obra que no es fácil cargar el vestido que trae puesto, ya que pesa más de 20 kilos, lo cual es casi realidad, porque “cada uno es de más de 10 kilos”. Y en algunas escenas, a lo largo del musical Mario Iván Martínez y otros intérprete­s deben cambiar el atuendo en menos de 40 segundos.

En camerinos, los actores que dan vida a las Cachels aseguran que la práctica hace al maestro, pues se maquillan con destreza; ya habituados a la transforma­ción utilizan diversos tonos en la base del maquille, la cual toma forma con la aplicación de rubor y el color saturado de las sombras sobre los párpados.

La Jaula de las locas, producción de Juan Torres, cuenta con más 150 vestidos bordados, otros con transparen­cias y unos más, sexis de múltiples colores; además, tienen más de un centenar de brillantes zapatos. También se observan plumas, adornos para el cabello y pulseras que destacan entre el mobiliario de época, además de los colores rosa y dorado que impregnan el centro nocturno llamado La jaulas de las locas.

Durante el recorrido “por las entrañas de la jaula”, guiado por Silviah (divertido personaje que encarna Pablo González) se ven los siete telones que cambian el ambiente y lugar en que se desarrolla la historia. La escenograf­ía es una propuesta de Óscar Acosta; el vestuario, de William Ivey Long, ganador de varios premios Tony en Broadway y el diseñador mexicano Mitzy; el maquillaje y peluquería son de Bernar- do Vázquez; la coreografí­a de Pepe Posada, y la iluminació­n y dirección de Matías Gorlero.

La jaula de las locas es protagoniz­ada por Mario Iván Martínez, acompañado de Tomás Goros (George) en el papel protagónic­o; también participan figuras de gran trayectori­a, como Maru Dueñas y Moisés Suárez.

Se cuentan también los jóvenes Israel Estrada, Rogelio Suárez, Carlos Pulido y Marilú García Luna, Edén Pintos, así como las Cachels: Dulce Patiño, Tanya Valenzuela, Patty Ibarra, Pablo Rodríguez, Claudio González, Gilberto Recoder, Orvílle Omar Alvarado, Gerardo García y Gerry Pérez.

Antes, la obra abría su telón en el teatro Hidalgo, pero tomó como su segunda casa el Manolo Fábregas, ubicado en Serapio Rendón 15, colonia San Rafael (cerca del Metro San Cosme), con funciones los viernes a las 20: 30 horas y sábados a las 17:30 y 20:30 horas.

Alternarán en los papeles de Zazá y George, Rogelio Suárez y Carlos Pulido.

ROGELIO SUÁREZ Y CARLOS PULIDO ALTERNAN EN LOS PAPELES PRINCIPALE­S DE LA OBRA

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Foto José Antonio López La jaula de las locas

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