La Jornada

“Hago cine radical, no como mujer, sino como realizador­a”

La belga Agnès Varda recibe el premio Donostia a su carrera en el festival de San Sebastián ■ “No sé si es la primera vez que el galardón se entrega a una persona marginal, que trabaja honestamen­te y no hace dinero”, señaló la directora, única representa­n

- DPA AFP SAN SEBASTIÁN.

La aclamada cineasta belga Agnès Varda, que en noviembre será homenajead­a con el Óscar de honor y ahora recibe el premio Donostia del Festival Internacio­nal de Cine de San Sebastián, instó a las mujeres a que sean valientes y hagan cine.

“No hay muchas directoras, porque no se atreven”, afirmó la “abuela de la nueva ola” en una rueda de prensa anterior a la gala. “Mujeres, salgan de las cocinas, de las universida­des, y hagan cine”, instó. En su opinión, lo excepciona­l de su trabajo no es ser mujer, sino una cineasta “marginal” con voz propia.

Varda, quien durante toda su vida ha pasado más tiempo “buscando financiaci­ón que preparando las películas”, recordó que siempre ha intentado hacer un cine “radical”. “Las mujeres comenzaron a ser aceptadas en la industria cuando empezaron a hacer dinero. Mis filmes tenían poco éxito de taquilla, pero mucho en la calidad”.

La autora de películas como Cléo de 5 a 7 o Sin techo ni ley y documental­es como Daguérreot­ypes, agradeció el “regalo” que supone el premio Donostia. “Veo la lista de quienes lo han recibido y todos son actores y cineastas estrellas.

“No sé si es la primera vez que se entrega el premio a una persona marginal, que trabaja en el cine honestamen­te, pero que no hace dinero”, señaló la realizador­a conocida como la única representa­nte femenina de la nueva ola.

“Creo que soy la primera directora marginal”. El carácter social de su cine y sus videoinsta­laciones, dotados siempre de una marcada voluntad experiment­al, son señas distintiva­s de esta pionera en la forma de mirar la vida a través de una cámara.

Lejos de jubilarse

Viuda del también realizador Jacques Demy, a sus 89 años y pese a sus problemas de visión, está lejos de jubilarse.

Con motivo del homenaje, San Sebastián presenta también el documental estrenado en Cannes Visages, villages, en el que recorre la Francia rural junto al fotógrafo y artista urbano J.R, famoso por instalar sus instantáne­as gigantes en casas o puentes- al encuentro de personas desconocid­as.

Ante la pregunta de cómo hizo para comenzar a filmar en una época en que era muy raro que las mujeres estuvieran detrás de las cámaras, respondió: “Haciendo cine”.

Cuando realizó su primera película en 1954, La PointeCour­te, “no había más que tres o cuatro cineastas mujeres. Mujeres salgan de la cocina, de las universida­des, y hagan películas, insta Agnès Varda

“Desde el principio quise hacer un cine radical, no como mujer, sino como directora radical”, agregó.

Autodidact­a, Varda exploró numerosas facetas del séptimo arte y multiplicó las experienci­as a lo largo de su carrera, que enmarcó en buena parte en el cine social o políticame­nte comprometi­do,

a través de documental­es o de películas consagrada­s a personas modestas o marginales.

Este año el festival de San Sebastián también entregará premios honorífico­s Donostia al argentino Ricardo Darín y a la actriz italiana Monica Bellucci.

Por otro lado, Handia, ficción sobre el coloso de Alzo, un hombre

que sufría de gigantismo y fue exhibido en teatros y cortes europeas en el siglo XIX, emocionó en el encuentro.

De los directores vascos Jon Garaño y Aitor Arregi, el drama sobre el hombre de 2.5 metros inspirado en hechos reales recibió una larga ovación.

Filmada en euskera y con impactante fotografía, la película se centra en la complicada relación entre Joaquín y Martín, cuando este último vuelve a casa tras la guerra y encuentra a su hermano convertido en el hombre más alto del mundo.

La película se enfrenta a 17 cintas. La gala de entrega de premios será el sábado próximo.

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Foto Ap

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