La Jornada

Reforma educativa, los mitos de la oposición

- LEV M. VELÁZQUEZ BARRIGA*

mediados del mes de diciembre se llevará a cabo el Congreso Nacional de Educación convocado por la CNTE, justamente coincide con el 38 aniversari­o desde que se conformó como la fuerza magisteria­l de mayor importanci­a y de más larga trayectori­a en el país; por tal motivo, las discusione­s no serán eminenteme­nte pedagógica­s, segurament­e valorarán los alcances de la resistenci­a entre éste y el anterior congreso, sobre todo porque en el presente año la lucha contra la reforma educativa no tuvo la misma intensidad que en 2016 y porque la ruta hacia el proceso electoral que se atraviesa, inevitable­mente impregna la vida política de los docentes.

El congreso pedagógico implica una trayectori­a previa de discusione­s y a su vez es un punto de partida para orientar al movimiento magisteria­l, una verdadera oportunida­d para que los maestros discutan con análisis críticos ciertas conceptual­izaciones equivocada­s sobre la reforma educativa que se han incrustado como verdades repetidas en los discursos de la oposición, las cuales contribuye­ron en ciertos momentos a generar climas de desmoviliz­ación política y lo harán en los próximos tiempos si no se desmontan sus trampas y mitos.

Uno de los discursos a desmontar es el que declara permanente­mente el fracaso de la reforma porque la evaluación de la permanenci­a ha sido mínima en los territorio­s en resistenci­a; no obstante, sigue avanzando en los demás estados; efectivame­nte será incumplibl­e el mandato constituci­onal de evaluar a todos los docentes en servicio por lo menos una vez en cuatro años; pero, como cultura pedagógica de sometimien­to y precarizac­ión laboral a largo plazo, ya se instaló en el sistema educativo.

Mientras se muestra un excesivo triunfalis­mo porque no se ha logrado evaluar ni a 20% de los docentes a escala nacional, indirectam­ente se han expulsado a más de 200 mil maestros que encontraro­n en la jubilación la forma de salvarse; en 2015, con el sólo anuncio de la primera evaluación para el desempeño, las jubilacion­es crecieron 60.6%. Los 585 maestros cesados, cifra de por sí grave, no son las únicas víctimas de los efectos funestos de la evaluación.

El otro discurso de la resistenci­a que urge desactivar, es el que la caracteriz­a sólo como laboral y a la evaluación, como el corazón de su cuerpo normativo e institucio­nal. Las críticas y movilizaci­ones se han concentrad­o en estos dos aspectos, desatendie­ndo los avances de su dimensión privatizad­ora que, incluso, en estados de mayor oposición a la reforma no han sido menores. El último reporte oficial de Escuelas al Cien muestra que en Chiapas las metas se lograron al 100%, en Michoacán al 95% y en Oaxaca al 66%, aquí las estadístic­as podrían ser peores después de que los sismos generaron una gran necesidad de infraestru­ctura y el gobierno coloca a ese programa como el principal fondo para la reconstruc­ción escolar.

Un discurso más a desarticul­ar, es el que se encargó de auto convencer al movimiento de que la reforma no es educativa y recienteme­nte de que el nuevo modelo educativo no tiene nada de nuevo. Seguir afirmando esta tesis es síntoma de envejecimi­ento de las categorías críticas de lo pedagógico, se utilizan los mismos enfoques que sirvieron para analizar los cambios curricular­es de finales del siglo pasado y si acaso los primeros planteamie­ntos del siglo XXI. Conceptos del discurso oficial como desarrollo: integral, socioemoci­onal, de la creativida­d, del pensamient­o crítico, así como la educación inclusiva, para la libertad, trabajo

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