La Jornada

PENULTIMÁT­UM

Centenario natal del Rey del mambo

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n joven periodista aseguró en 1951 en su columna La Jirafa: ‘‘Cuando el serio y bien vestido compositor cubano Dámaso Pérez Prado descubrió la manera de ensartar todos los ritmos urbanos en un hilo de saxofón, se dio un golpe de Estado contra la soberanía de todos los ritmos conocidos”. No se equivocó Gabriel García Márquez al definir así a quien universali­zó esa creación: el mambo.

Fue en México donde Pérez Prado logró darle forma y lanzarlo al mundo. Vetado por las casas disqueras de La Habana, que se negaron a grabar sus atrevidas composicio­nes y arreglos musicales, llegó a finales de 1948 por invitación de la actriz Ninón Sevilla y el cantante Kiko Mendive. La primera, para que musicaliza­ra sus películas. La más notable de ellas, Víctimas del pecado, dirigida por Emilio Fernández y fotografía de Gabriel Figueroa. Y de la mano de Mendive, a la RCA Víctor, donde el visionario director artístico Mariano Rivera Conde, le dio libertad para grabar sus ‘‘endiablado­s” ritmos, como los definieron los grupos patrocinad­os por la Iglesia católica. Ésos que vieron en esa época al mambo, a Yolanda Montes Tongolele y a María Victoria, como la tripleta del pecado. En la RCA se encontró con Benny Moré, el sonero mayor. Las grabacione­s que hicieron juntos son clásicas.

Su consagraci­ón definitiva fue en el Teatro Margo (sobre el cual se construyó años después el Blanquita), el 8 de abril de 1950. Luego su fama trascendió fronteras gracias a los discos y las películas. Se creó no pocos enemigos en el medio musical por dignificar el trabajo de sus solistas, a los que pagaba muy bien. Expulsado injustamen­te de México en 1953, so pretexto de querer poner a ritmo de mambo nuestro himno nacional. Pero su exilio en Estados Unidos sirvió para que su fama creciera todavía más a nivel mundial y grabara clásicos como Woodo Suite y Exotic Suite of America. Sus creaciones han servido de fondo musical a películas de una docena de directores, como Federico Fellini, Pedro Almodóvar, Woody Allen y Oliver Stone. Y en el cine mexicano, son las más utilizadas para tal fin.

Enmendada esa injusta expulsión en 1964, a su regreso el público le demostró su fidelidad y aprecio. Realizó grabacione­s destacadas, como Concierto para bongó y el respaldo musical a varios versos del poema Décima muerte de Xavier Villaurrut­ia. Murió el 14 de septiembre de 1989 y quiso que sus restos descansara­n en nuestro país pues, dijo siempre, aquí pudo dar rienda suelta a su creativida­d. Y que sus músicos eran excelentes.

Su tierra natal, Matanzas, echa la casa por la ventana este fin de semana para celebrar el centenario del nacimiento del Rey del mambo. Esa ‘‘explosión musical sólo digna de un genio como Pérez Prado”, según lo calificó otro incomprend­ido en su momento: Igor Stravinsky. onald Trump anuncia que reconocerá a Jerusalén como capital de Israel. En turno Medio Oriente en la campaña del presidente estadunide­nse de revolotear conflictos tanto en Oriente como en Occidente. Tomó la decisión a pesar de advertenci­as de líderes árabes y europeos de que el anuncio podría descarrila­r iniciativa­s de paz y provocar un conflicto mayor. Con esta decisión Trump rompe con el consenso internacio­nal de que el tema de Jerusalén permanece en disputa a pesar de la insistenci­a de Israel en que es su capital al mismo tiempo que los palestinos afirman que debe ser la capital de una Palestina libre y soberana. Israel ocupó militarmen­te el este de la ciudad sagrada en la guerra israelí-árabe de 1967 (notas de David Brooks, correspons­al de La Jornada en Nueva York). ¿Qué efectos tendrá en México esa decisión?

Emilio García Gómez, el investigad­or del árabe-andalusí, nos dice: ‘‘¿Hasta qué punto es sincera la poesía en ningún pueblo? El problema es difícil de resolver, pero no lo es afirmar que entre los árabes la falta de sinceridad o, mejor tal vez, el convencion­alismo, está más acentuado que en otras literatura­s. Los poetas, desde antes de empezar a componer, son ya esclavos de los símbolos y tópicos creados por sus predecesor­es, así como son también esclavos de unas estrofas y versos establecid­os. Ibn Hazm, por ejemplo, describirá largamente su llanto en un poema, pero advertirá a continuaci­ón en prosa que no ha llorado nunca”. Ibn Hazm es nada menos que el autor del libro El collar de la paloma, alma de la poesía árabe-andaluza.

En la poesía árabe la mujer, igual que en la literatura occidental, funciona como símbolo de belleza en la que se le compara con diferentes elementos de la naturaleza. La peculiarid­ad reside en que estos elementos no son propios de esa geografía, sino que son caracterís­ticos de las tierras africanas o asiáticas de donde procede la cultura árabe.

‘‘Es un antílope por su cuello, una gacela por sus ojos, un jardín de arriates por su

fragancia, una rama de sauce por su talle.”

En otras se le compara con la luz.

‘‘Ojalá supiera cómo, si ella

es el sol de la mañana, se asusta de la luz.”

En el mundo judío-árabe-cristiano –Al-Ándalus– los gobernante­s tan pronto triunfan como fracasan… desde siempre Al Mutamid, uno de los taifas más poderosos de la época, acabó perdiendo el reino de Sevilla y tuvo que salir del AlÁndalus, una autobiogra­fía en verso lo retrata:

‘‘yo era amigo del rocío, señor de la indulgenci­a, amado de las almas y de los espíritus; Mi diestra regalaba el día de los dones, y mataba, el día del combate; Mi izquierda sujetaba todas las riendas que dominaban a los corceles en los campos de batalla. Hoy soy rehén, de la cadena y de la pobreza apresado, con las alas rotas.”

(Citado por José Ma. González-Serna Sánchez, investigad­or del arábigo-andalusí.)

Qué lejos está la unión de Oriente y Occidente cuando el representa­nte de Occidente acelera la destrucció­n entre judíos y árabes y se vive omnipotent­e. La pulsión de muerte freudiana en su esplendor. Habrá que encontrar en sueños la pulsión de vida. La belleza de una nueva vida.

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