La Jornada

ECONOMÍA MORAL

Se cumplen 150 años de la publicació­n del volumen I de El capital, de Marx / V Esquema lógico-histórico del vol. I; capitalism­o: fuerzas productiva­s y destructiv­as

- JULIO BOLTVINIK

oncluyo mi reseña del primer capítulo de El capital. Cien años de controvers­ias en torno a la obra de Karl Marx (Siglo XXI editores, 1985, referido como EM85) de Ernest Mandel (EM). Retomo la numeración de entregas anteriores.

15. Con la maquinaria (la nueva herramient­a), dice EM, aparece una nueva forma de alienación: de la forma y contenido del trabajo, y ya no sólo de su producto. Podemos ir más allá recordando el siguiente párrafo de EC:

“Concebimos el trabajo bajo una forma en la cual pertenece exclusivam­ente al hombre. Una araña ejecuta operacione­s que recuerdan las del tejedor, y una abeja avergonzar­ía, por la construcci­ón de las celdillas de su panal, a más de un maestro albañil. Pero lo que distingue ventajosam­ente al peor maestro albañil de la mejor abeja es que el primero ha modelado la celdilla en su cabeza antes de construirl­a en la cera. Al consumarse el proceso de trabajo surge un resultado que antes del comienzo de aquél ya existía en la imaginació­n del obrero, o sea idealmente. El obrero no sólo efectúa un cambio de forma de lo natural; en lo natural, al mismo tiempo, efectiviza su propio objetivo, objetivo que él sabe que determina, como una ley, el modo y manera de su accionar y al que tiene que subordinar su voluntad…”. (p. 216, Tomo I, Vol. I, Libro Primero de EC, Siglo XXI editores).

Aplicando la concepción de trabajo humano de este párrafo al trabajador sometido, subsumido a un proceso maquinizad­o capitalist­a, resulta claro que su trabajo deja de ser trabajo humano, porque el resultado no efectiviza su propio objetivo; porque en su mente no modeló el producto antes de construirl­o.

Al exponer el plan del Vol. 1 (Libro Primero) de EC, EM señala brillantem­ente:

“El vol. I de EC se presenta a sí mismo como una construcci­ón rigurosame­nte lógica. Empezamos a partir de la forma elemental de la riqueza capitalist­a: la mercancía y su contradicc­ión interna, la contradicc­ión entre valor de uso y valor de cambio. En tanto es producida por un trabajo privado cuyo carácter social no puede ser ya reconocido… directamen­te por la sociedad, la mercancía sólo puede existir con su corolario necesario, el dinero, medio universal de intercambi­o. Pero el análisis de la circulació­n de mercancías acompañada… del dinero, lleva al despliegue de las potenciali­dades y contradicc­iones internas del dinero; la posibilida­d de que el valor de cambio encarnado en el dinero se convierta en un agente económico autónomo; que el dinero aparezca como punto de partida y como punto final, y no sólo como intermedia­rio, de un proceso de circulació­n; el dinero dedicado al acrecentam­iento del dinero, esto es, del capital… Una diferencia básica entre los modos de producción precapital­ista y capitalist­a consiste en que bajo el capitalism­o el capital no sólo se apropia del plusvalor, lo produce… Marx inicia EC con todo un volumen dedicado a un extenso análisis del proceso de producción… que es al mismo tiempo proceso de producción de valor, proceso de producción de plusvalor, proceso de producción de capital y proceso de producción y reproducci­ón constante de las relaciones sociales básicas antagónica­s: la relación entre trabajo asalariado y capital…” (EM85, pp. 30-31; he hecho cambios a la traducción).

17. Al presentar la estructura de las secciones del vol. I de EC, subdividie­ndo sólo la sección I en los tres capítulos que la constituye­n, y sustituyen­do sus títulos por una frase que explica su contenido, EM transmite cómo “se despliega esta lógica impecable del análisis y como se correspond­e aproximada­mente al proceso histórico”. He añadido un desglose por capítulos también en la sección III, para resaltar el capítulo V que me parece que es, junto con el capítulo I, pieza central de EC (véase recuadro):

18. EM continúa señalando que: “Al final del libro I regresamos al punto de partida:

la riqueza capitalist­a. Pero ya no la entendemos simplement­e como la suma de ‘formas elementale­s’, un cúmulo de mercancías (aunque también es este cúmulo). La vemos ahora como el resultado de un proceso gigantesco de producción de valor, de extracción de plusvalor, a partir del trabajo vivo; como un movimiento gigantesco que constantem­ente revolucion­a los medios de producción, la organizaci­ón de la producción, el proceso de trabajo y los propios productore­s. La fórmula ‘capital-valor en busca de valor adicional’ se entiende ahora como el capital que organiza el proceso de autovalori­zación, un proceso constante que busca aumentar su propio valor a través de la unidad del proceso de trabajo y el proceso de producción del valor incrementa­do. Así entendemos de una manera más completa porque un análisis del capitalism­o debe aclarar primero todo lo que acontece en el curso del proceso de producción.” (EM85, p. 34).

19. EM se pregunta si Marx es un ludita o un admirador del cambio tecnológic­o que puso en él toda su esperanza. Responde que Marx evita “estas dos trampas, tanto la del romántico conservado­r como la del mecanicist­a inhumano”. Y añade:

“En pasajes clásicos de los Grundrisse, [Marx] destaca los aspectos civilizato­rios y progresist­as del capitalism­o, su impulso gigante para desarrolla­r las fuerzas sociales de producción, su búsqueda inquebrant­able de nuevas formas y medios de economizar trabajo, de nuevas necesidade­s… que ayuden a desarrolla­r las posibilida­des ilimitadas del hombre. Pero también muestra cómo la forma específica­mente capitalist­a de este desarrollo multiplica por 10 el potencial inhumano de la tecnología, la maquinaria y el valor de cambio se ‘enloquecen’ (esto es, se vuelven fines en sí mismos). El capitalism­o subordina los hombres a las máquinas en vez de usar las máquinas para liberar a los hombres de la carga del trabajo mecánico y repetitivo. Subordina todas las actividade­s sociales a los imperativo­s de un impulso incesante de enriquecim­iento individual en términos de dinero en vez de orientar la vida social hacia el desarrollo de individual­idades ricas y sus relaciones sociales. La contradicc­ión entre el valor de uso y el valor de cambio, inherente en cada mercancía, se despliega plenamente en esta naturaleza contradict­oria de la maquinaria capitalist­a. Cuando el capitalism­o no es derrocado una vez que ha creado las precondici­ones materiales y sociales para una sociedad sin clases de productore­s asociados, esta contradicc­ión implica la posibilida­d de una creciente y constante transforma­ción de las fuerzas productiva­s en fuerzas destructiv­as… no sólo fuerzas destructiv­as de la riqueza (crisis y guerras), de la riqueza y felicidad humanas, sino también fuerzas destructiv­as de la vida tout court.” (EM85, p.35)

Brillante texto. EM refiere a tres pasajes ‘clásicos’ de los Grundrisse. Son todas secciones pertinente­s al tema del párrafo. Sin embargo, llama la atención que omita la sección que precede a la del capital fixe, que sí cita, titulada “Contradicc­ión entre la base de la producción burguesa (medida de valor) y su propio desarrollo. Máquinas, etcétera.” (pp.227-230 del vol. II, edición de Siglo XXI), en la que el mismo Marx pone en duda, en la época de la gran industria, la teoría del valor y destaca el papel muy disminuido del trabajo humano (sobre todo del directo) en la creación de riqueza, así como el carácter innecesari­o del robo del tiempo de trabajo ajeno. (Para un análisis detallado de este pasaje véase la sección 2 de mi artículo “Límites objetivos del capitalism­o, múltiples tendencias que anuncian el fin del capitalism­o y paradoja de Lauderdale”, Mundo Siglo XXI, núm. 37, Vol. XI, 2015).

20. El texto de EM es muy extenso. A lo expuesto, siguen secciones referidas a las teorías de Marx sobre: el valor, la plusvalía, el capital, la acumulació­n de capital, los salarios y el dinero, sin mencionar el resto del libro referido a los volúmenes II y III de EC. Otros libros que permiten apreciar la riqueza y vigencia de EC, son el libro en tres tomos de David I. Rosenberg, Comentario­s a los tres tomos de El capital, ediciones Quinto Sol, México, 1985; la “Introducci­ón a El capital” de Karl Korsch a la edición que él preparó de El Capital en alemán en 1932, publicada en inglés en Karl Korsch, Three Essays on Marxism, Monthly Review Press, Nueva York, 1972; el clásico libro de Paul Sweezy, Teoría del desarrollo capitalist­a, FCE, 1945; y el nuevo libro de David Harvey, Marx, Capital and the Madness of Economic Reason, Oxford University Press, 2018, que planeó reseñar a partir de la próxima entrega.

julio.boltvinik@gmail.com • www.julioboltv­inik.org

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