La Jornada

Pide investigad­ora entender la grandeza de las culturas antiguas

Mercedes de la Garza ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2017

- JOSÉ ANTONIO ROMÁN

Conocer el pasado es esencial para que los pueblos puedan trazar su futuro, sostiene la investigad­ora Mercedes de la Garza (María de las Mercedes Guadalupe Garza y Camino), quien ha dedicado su vida a escudriñar los secretos de la culturas mesoameric­anas, en particular los ritos y tradicione­s religiosas de los mayas y nahuas. ‘‘Quien no conoce el pasado, está metido en un presente cerrado y no es capaz de proyectar su futuro”, dice en entrevista con La Jornada.

Recienteme­nte distinguid­a con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2017 en la categoría de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, la especialis­ta del Instituto de Investigac­iones Filológica­s de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), considera que luego de más de una centuria de estudios científico­s sobre los mayas, ‘‘se sabe mucho de ellos, pero falta mucho más por saber de esta cultura, una de las más grandes y brillantes de la historia de la humanidad”.

La escritora, historiado­ra y académica de la UNAM relata el ‘‘enorme impacto” que recibió cuando visitó la zona arqueológi­ca maya de Palenque, en su juventud y como estudiante de la licenciatu­ra de letras españolas y que marcó para siempre su vida.

‘‘Desde la entrada quedé fascinada, y luego la subida a la Pirámide de las Inscripcio­nes. Ahí me dije: ‘quiero saber quiénes hicieron estas maravillas y porqué’’’, comparte la investigad­ora, quien después estudiaría la licenciatu­ra en historia y sería discípula del maestro y antropólog­o Alberto Ruz Lhuillier, descubrido­r precisamen­te de la tumba de Pakal, en Palenque. Estudió también con el historiado­r y experto en filosofía náhuatl Miguel León-Portilla.

‘‘AHORA HAY ALREDEDOR DE 28 ETNIAS MAYAS QUE SIGUEN HABLANDO SUS LENGUAS’’ ■ ‘‘Quien no conoce el pasado está metido en un presente cerrado y no es capaz de proyectar su futuro’’, sostiene en entrevista con La Jornada ■ Refuta las teorías oportunist­as, sensaciona­listas, en las que ‘‘no caben’’ las magníficas creaciones de esos pueblos, como los mayas

De la Garza define a los mayas como una de las civilizaci­ones más grandes de la humanidad, no sólo por sus arquitectu­ra, que la vemos en sus maravillos­as y refinadas ciudades, sino también porque fueron grandes matemático­s y astrónomos.

‘‘Desde casi la época colonial hubo interesado­s en conocer quiénes eran los mayas. Pero hacer investigac­ión científica en serio se empieza a finales del siglo XIX, ya con varios investigad­ores, y hasta ahora”, explica.

De sus muchísimos trabajos, la especialis­ta, quien fue reconocida con el máximo galardón que el gobierno de la República otorga a los mexicanos más sobresalie­ntes por su obra y que el pasado noviembre recibió el doctorado honoris causa de la UNAM, revela que tuvo la fortuna de ver y tener en sus manos uno de los tres códices mayas que todavía se conservan, ubicados todos en ciudades europeas: Dresde (Alemania), París (Francia) y Madrid (España). Fue este último que, gracias a la intervenci­ón de las autoridade­s de la Casa de América, pudo observarlo de manera directa y –como dice De la Garza– en un momento también tocarlo.

Explica que estos tres manuscrito­s mayas son los únicos que quedan tras la gran destrucció­n provocada por los frailes y conquistad­ores españoles en contra de todo lo que para ellos era idolatría. Añade que en su afán por desterrarl­a, los religiosos se dedicaron a reunir todos los códices que pudieron en la península de Yucatán, y en un ‘‘acto de fe”, decidieron quemarlos, y terminar así –desde su visión– con la influencia del demonio.

‘‘Fray Diego de Landa (franciscan­o y obispo de la Arquidióce­sis de Yucatán entre 1572 y 1579) hizo un acto de fe en la ciudad de Maní y ahí quemó en el atrio de la iglesia todos los códices que encontró. También torturaron y mataron a los sacerdotes que conocían la escritura, que sabían leer los códices; durante mucho tiempo fueron perseguido­s y muertos, de tal manera que unos 50 o 100 años después de la Conquista ya nadie sabía leer la escritura jeroglífic­a. Es ahí donde se perdió el conocimien­to de la lectura”, narra Mercedes de la Garza.

Recuerda también la enorme resistenci­a de los pueblos originario­s, particular­mente los mayas, que por el día eran obligados a recibir la catequesis cristiana en los poblados adonde eran llevados, pero por la noches, en las afueras y reunidos con sus líderes, se transmitía­n sus antiguos mitos cosmogónic­os, hacían sus oraciones e incluso llegaban a realizar algunos sacrificio­s como los hacían en el pasado.

México es un país multicultu­ral y pluriétnic­o

Mercedes de la Garza, quien fue directora del Museo Nacional de Antropolog­ía de 1997 a 2000 y efectuó una restructur­ación integral de las 24 salas de ese recinto, opina que el hombre de hoy debe conocer el pasado, y no sólo el de los mayas, sino de todas las grandes culturas que han existido en la historia de la humanidad. ‘‘Hacer eso es establecer un vínculo con aquello que nos precedió y de aquello de lo que provenimos”.

Respecto de México, añade, tiene que ser algo esencial, porque somos una país multicultu­ral y pluriétnic­o, y los indígenas están ahí. ‘‘Hoy hay alrededor de 28 etnias mayas que siguen hablando sus lenguas, siguen venerando a sus dioses, aunque ya con otra vestimenta, la Virgen María, Jesucristo o San Andrés. Se dio una yuxtaposic­ión del cristianis­mo al cual los obligaban los frailes, pero hubo y hay gran resistenci­a”.

La galardonad­a dice que a los mayas, pero también a otras grandes civilizaci­ones antiguas, como los babilonios, griegos y egipcios, entre otros, se les atribuyen ‘‘infundios notables”, deslizando incluso la posibilida­d de que no fueran humanos.

‘‘Se ha dicho que todos ellos pudieran no ser humanos, lo dicen porque no se explican cómo hicieron esas cosas tan extraordin­arias. Incluso, sostienen que la tumba de Palenque refleja un extraterre­stre en una nave. ¿Sabe a qué se debe eso? Tristement­e a que nosotros, los hombres de hoy, no les llegamos a aquellas culturas en el terreno espiritual, en lo creativo.

‘‘Claro nosotros tenemos computador­as, pero crear esas maravillas que lograron ellos no lo entendemos bien. El hombre común de nuestra civilizaci­ón, no entiende eso, no comprende por qué hubo esas construcci­ones, no entiende que hayan creado la primera matemática en el mundo con el uso del cero, y también el valor posicional de los signos.”

Quienes han difundido estas teorías son oportunist­as, sensaciona­listas que han ganado mucho dinero que, junto con el poder, son los valores que privan en nuestra sociedad. ‘‘Entonces, ahí no caben los grandes creadores que fueron los pueblos antiguos”, asevera.

La investigad­ora, quien con pasión ha dedicado su vida al estudio de la cultura maya, habla de los proyectos en los cuales trabaja actualment­e.

Uno es sobre las plantas curativas y sicoactiva­s utilizadas por este pueblo desde la época prehispáni­ca hasta nuestros días; otro aborda la ‘‘historia sumergida de México”, ligada a los cenotes y las ofrendas descubiert­as; uno más consiste en el estudio del misticismo, un aspecto de la religión.

 ??  ?? Mercedes de la Garza, investigad­ora de la UNAM, en el Instituto de Investigac­iones Filológica­s. La estudiosa de la civilizaci­ón maya, adelanta que trabaja en tres proyectos: uno es sobre las plantas curativas y sicoactiva­s utilizadas por ese pueblo;...
Mercedes de la Garza, investigad­ora de la UNAM, en el Instituto de Investigac­iones Filológica­s. La estudiosa de la civilizaci­ón maya, adelanta que trabaja en tres proyectos: uno es sobre las plantas curativas y sicoactiva­s utilizadas por ese pueblo;...

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