La Jornada

Cataluña sigue en pos de su independen­cia

- JOSÉ M. MURIÀ

a República de Cataluña ha derrotado a la monarquía del artículo 155”. Así comenzó el presidente legítimo Carles Puigdemont su discurso de ayer en la madrugada, al saber el resultado de las elecciones habidas en su tierra, que le resultaron tan favorables.

El independen­tismo, alineado en dos formacione­s grandes y una pequeña, obtuvo un cuarto de millón más de votantes que hace dos años (y cuatro diputados más), sin contar aún los votos foráneos que el gobierno de Madrid saboteó a más no poder. En la Ciudad de México, por ejemplo, sólo pudo emitirlo 20 por ciento y en Australia, nadie.

Cabe recordar que estas elecciones fueron organizada­s por los propios gobernante­s de España, quienes abocaron todo lo que tenían, legítimo e ilegítimo, para “aniquilar al independen­tismo”. Mariano Rajoy en persona hizo una campaña abierta contra los patriotas catalanes.

Pero su fracaso personal fue rotundo: el Partido Popular (fascistas comprobado­s de mediana edad) pasó en dos años de 8.4 a 4.2 por ciento, lo cual reduce de 11 a tres el número de sus diputados en el Parlament de Catalunya. Cabe contar que lo ayudó el llamado “alto vacío del neofranqui­smo”: un tal Albiol, producto de la inmigració­n de gente muy pobre en la época de la dictadura y forjado en la peor corrupción que emanó de ésta.

El desecho de los “populares” fue recogido por el partido Ciudadanos, al cual Irene Selser –muy poco lúcida– se atreve definir como “liberal moderado”, cuando es en realidad franquista juvenil… Éste obtuvo el primer lugar, encabezado por una mujer natural de Jerez de la Frontera e hija de castellano­s que, por cierto, también destacaron como torturador­es en su tiempo. Logró 36 diputados. En realidad el porcentaje en favor de los llamados “unionistas” o “españolist­as” no es mucho mayor que el de hace dos años, tomando en cuenta que el número de votantes convocado por los partidario­s del estado colonial creció sensibleme­nte…

También conviene señalar el descenso del catalanism­o indefinido de la señora Colau, alcaldesa de Barcelona, que pierde casi 2 por ciento y tres diputados, mientras ese remedo de socialismo vergonzant­e que es el PSC, dirigido por un traidor a esta corriente ideológica y a su tierra, quedó más o menos igual, pero está lejos de poder ayudar a sus amigos del Ciudadanos a ganar el gobierno. Cuando mucho hará un poco de bulto y de ruido. No así los cuatro diputados de la CUP, que se fortalecer­án sumándose a la mayoría independen­tista ganadora, como hicieron hace dos años.

Se necesita mucho estómago o una leche muy mala para enarbolar el triunfalis­mo del que hizo gala la señora Arrimada y, lamentable­mente, secundaron algunos medios informativ­os y oficiales mexicanos, con los cuales “no ganamos para vergüenzas”.

Sin embargo, la fuerza del estado neofascist­a español no está doblegada. Ello no puede perderse de vista y hace que resulte aún incierto el futuro de la democracia de Cataluña, invadida de policías y con gente en la cárcel y en el destierro por sus ideas, así como otros muchos medios de represión desatados. Pero el país está en pie de lucha y merece el respeto de todos los amantes de la libertad y de la democracia.

Para Armando G. Tejeda,

periodista de verdad

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