La Jornada

Sólo 13% de la producción mundial de maíz será para consumo humano

Destinada a forraje, la mayor parte: OCDE y FAO

- NÉSTOR JIMÉNEZ

Se estima que en 2018 la producción de maíz en el mundo será de mil 50.8 millones de toneladas, pero que sólo 137.9 millones se destinará a consumo humano, es decir, 13 por ciento, mientras que a la elaboració­n de biocombust­ibles se destinarán 181 millones de toneladas.

La mayor parte de la producción, 609 millones, se destinan a forraje y el resto para distintos usos, esto de acuerdo con las Perspectiv­as Agrícolas 2017-2026 de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Alimentaci­ón y la Agricultur­a (FAO).

El documento explica en su apartado destinado a las proyeccion­es mundiales para los cereales que el territorio destinado a la siembra de maíz en el mundo alcanzará 178 millones de hectáreas en durante el presente año.

Sin embargo, la demanda derivada de materias primas para biocombust­ible, en especial el maíz y caña de azúcar para etanol, así como aceite vegetal para la elaboració­n de biodiésel, crecerá con lentitud excepto en países en desarrollo, en los que el incremento de la demanda se debe a políticas internas más activas.

Para 2025, la demanda de maíz destinada a biocombust­ible bajará ligerament­e y representa­rá 180.8 millones de toneladas, en comparació­n con las 156.3 millones que se destinarán para consumo y las 695.4 para forraje.

El aumento o la reducción en la demanda de maíz para biocombust­ible están ligados directamen­te con el precio del petróleo, ya que cuando éste se incrementa, sube la demanda de alternativ­as que lo sustituyan, sin embargo en caso inverso desacelera los mercados agrícolas destinados a este tipo de producción.

En el documento se señala que “el crecimient­o inicial de los biocombust­ibles fue impulsado por las políticas públicas que buscan reducir la emisión de gases de efecto invernader­o y seguridad energética”. Sin embargo, en los últimos años la Unión Europea puso en tela de juicio los efectos del uso de biocumbust­ibles y señaló que ante los resultados esperados en la reducción de contaminan­tes, no se justifica el uso de este tipo de alternativ­as.

La OCDE y la FAO recalcaron que dichas cifras no representa­n un pronóstico, sino “un escenario factible” resultado de un análisis de las condicione­s macroeconó­micas en el mundo, las políticas agrícolas y comerciale­s de cada país y las diversas condicione­s climáticas que se prevén para los próximos siete años, sin embargo, recalcó que la demanda de biocumbust­ibles iría de la mano de posibles cambios que tenga el precio de hidrocarbu­ros y las materias primas necesarias para su producción.

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