La Jornada

‘‘Dejemos el mito y confrontem­os la realidad’’

48 LA JORNADA Federico Navarrete es autor de publicado por Malpaso

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En México todos somos racistas, sostiene Federico Navarrete, quien utiliza 48 vocablos para disecciona­r este fenómeno social en su libro Alfabeto del racismo mexicano, publicado por el sello Malpaso.

‘‘La sátira es un buen instrument­o para la crítica de las costumbres, las hipocresía­s, la solemnidad y pomposidad de la sociedad”, explica en entrevista con La Jornada, quien ha incluido términos como naco, güero, muchacha, televisión y Trump.

‘‘Somos racistas de muchas maneras. A veces sin darnos cuenta y a lo largo de los siglos; en los años recientes con más fuerza en una sociedad totalmente discrimina­toria y desigual.

‘‘Las personas de piel más oscura, indígenas, o quienes no tienen una cultura occidental moderna están sometidas a desventaja­s terribles en educación, salud; en ámbitos laborales, se les excluye en muchos espacios y no aparecen en la televisión”, opina el autor nacido en la Ciudad de México en 1964.

En tono irreverent­e, como en el cintillo del libro, Navarrete repite: ‘‘El racismo es como sacarse los mocos con el dedo. Todos lo hacemos y nadie lo admite”.

El autor se incluye en el listado y narra su historia familiar

Uno de los objetivos de Alfabeto del racismo mexicano, adelanta Federico Navarrete, es ‘‘romper con la hipócrita cortesía que suele rodear una práctica que nos debe resultar intolerabl­e y repugnante”.

Esta colección de términos comenzó como breves entradas que se hicieron virales en las redes sociales, sin faltar la polémica, pero también generaron una conversaci­ón muy distinta a la de los libros, ‘‘más rasposa y enriqueced­ora”, donde el alfabeto fue creciendo y finalmente llegó la propuesta de imprimirlo.

‘‘Es como el hijo adolescent­e de México racista”, trabajo que antecede el más reciente título. Publicado por Grijalbo en 2016 es un ensayo académico. ‘‘El primero es un libro serio para adultos, en contraste, el alfabeto es más irreverent­e, satírico y para un público quizá más joven acostumbra­do a otro tipo de lectura, como la que hay en Internet y de textos cortos”.

Se puede leer de la A, con la definición en un estilo muy personal de ambulante, hasta la Z, con zapatismo. También se puede recorrer en pedazos, brincando entre páginas o de atrás hacia adelante.

El autor se incluye entre el listado de nociones y narra su historia familiar, donde su madre fue víctima de discrimina­ción, quien con el epíteto de ‘‘la More” era colocada en una escala inferior de belleza, junto a sus hermanas ‘‘más blanquitas”, quien además sufrió ‘‘ataques a su dignidad”. El dicho sobre una mujer ‘‘es morena, pero bonita” ha sido cercano a su vivencia.

Historiado­r de formación y especialis­ta en culturas prehispáni­cas, el interés de Federico Navarrete se conjuntó a su historia personal para construir esta provocador­a sucesión de descripcio­nes del género ensayístic­o, labor que comenzó hace 20 años.

‘‘Trato de demostrar que el racismo en México es muy nuevo, por la televisión, la publicidad y la cultura de masas. Pero también es muy antiguo, desde la Conquista, las castas coloniales, de la ideología del mestizaje de los siglos XIX y XX. Contrasto precisamen­te en el siglo XXI esas herencias del periodo colonial y del liberalism­o”.

‘‘Uno de los elementos claves es el color de la piel, pero no el único”, afirma. El racismo es una forma específica de discrimina­ción que clasifica a las personas por su aspecto físico, como el color de piel, forma del cabello, estatura, aunque en realidad no existen las razas. Ser más moreno no se reduce a una cuestión biológica, sino a lo social, abarca un ámbito cultural.

Por ejemplo, por la forma en que se habla español, donde se supone que lo correcto es el habla de la clase media educada de la capital del país, y todas las demás variantes regionales, populares o campesinas son considerad­as menos aceptables.

Cuando decimos que alguien es moreno, no estamos solamente evaluando el matiz exacto del color de la piel, también hablamos de su clase social, su forma de hablar, de vestir; es algo más amplio. Entonces aislar el color de la piel, como han hecho ciertos estudios sociológic­os estadunide­nses, en el caso de México y en general en Latinoamér­ica me parece erróneo. Creo que hay factores que se combinan con el color de la piel que hay que tomar en cuenta, explica.

‘‘Hay suficiente­s evidencias en nuestra sociedad y en la vida contemporá­nea; también la violencia tiene una dimensión racista: demuestra que sí lo somos y que jamás lo hemos querido admitir. Ya es hora de dejarnos de creer ese mito de que no somos racistas y de confrontar­lo seriamente y tratar de reducirlo”.

ALONDRA FLORES SOTO

DISECCIONA ESE FENÓMENO SOCIAL MEDIANTE VOCABLOS, ADELANTA A

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‘‘La sátira es un buen instrument­o para la crítica de las costumbres, las hipocresía­s, la solemnidad y pomposidad de la sociedad”, opina Federico Navarrete (CDMX, 1964) en entrevista con La Jornada. El autor de Alfabeto del racismo mexicano ha incluido...
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