La Jornada

Miles de libros para reclusos

Anuncian nuevo récord de magna espiral de textos en el Zócalo

- ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Obras de Pita Amor, Juan José Arreola y Alí Chumacero marcaron el punto de inicio de una enorme espiral que, poco a poco y desde la mañana hasta la tarde del jueves, se fue formando y expandiend­o en la plancha del Zócalo, como parte del proyecto La espiral de libros más grande del mundo de la fundación Voz de Libertad, cuyo objetivo es reunir más ejemplares que el número de presos en Ciudad de México (CDMX).

La cantidad final fue 14 mil 308 volúmenes, con lo que se obtuvo nuevo récord para esa iniciativa, de acuerdo con Arturo Morell, presidente de esa institució­n.

El pasado noviembre se realizó un acto similar en el que se reunieron 13 mil 331 libros.

La meta fue reunir los faltantes ‘‘y así poder decir que en las cárceles hay más libros que presos”, que son alrededor de 28 mil internos, explicó Morell.

Todos los libros son donados y el objetivo, añadió, ‘‘es llevarlos a los centros de reclusión para crear biblioteca­s y espacios de lectura destinados no sólo a individuos privados de la libertad, sino a sus familias y personal de custodia’’.

La idea nació a partir de los intereses de la fundación: dar respuesta a problemas sociales y diseñar estrategia­s para ayudar a resolverlo­s. ‘‘Trabajamos prevención del delito, reinserció­n social, equidad de género y violencia doméstica. Durante muchos años, con este programa, hemos buscado cambiar la energía negativa en positiva desde la música, la actuación, el baile, la meditación y la lectura.

“Al hablar con los internos te das cuenta de que siempre hay una necesidad de hacer más cosas y que la sociedad y las institucio­nes creen que si alguien cometió un delito y está encerrado ya nos libramos de él, pero eso no resuelve el problema, pues tiene una raíz más profunda. Con esta iniciativa se dice a la sociedad ‘vamos a hacer, entre todos, una espiral de libros’.

‘‘Es una espiral porque su crecimient­o es interminab­le y las acciones que podemos tomar para ayudar también lo son.”

Personas de todas la edades aportaron obras en buen estado

Personas de todas las edades atendieron la convocator­ia. Llevaron libros en buen estado y los entregaron primero en una carpa blanca, donde se les estampó un sello el cual dice que forma parte de la espiral de libros más grande del mundo; ante la posibilida­d de lluvia fueron colocados dentro de bolsas de plástico transparen­te y después trasladado­s en carretilla al asta bandera. Ahí fue el punto de inicio y después las espiras fueron creciendo con libros de interés general, desde historia hasta de superación personal, pasando por derecho, poesía, novelas y encicloped­ias.

‘‘Queremos que la sociedad volteé a los centros de reclusión y seamos solidarios. Estas biblioteca­s son para todos los que están recluidos, pero también para sus familias y el personal de seguridad y custodios, que a ellos también les interesa.

‘‘En las cárceles existen centros escolares con biblioteca­s y dan servicio a los que están inscritos: a los que estudian primaria, secundaria y preparator­ia, pero toda la población no tiene acceso a esas biblioteca­s.

‘‘Nos interesa que todos puedan acceder a los libros, que los custodios tomen uno, se lo lleven a su casa, lo lean y lo regresen, o que los internos, en la visita familiar, puedan sacar un libro y leerle cuentos a sus hijos, y esto se convierta entonces en una forma de cohesión con la familia.”

Los más de 13 mil volúmenes que se reunieron en la espiral del año pasado fueron sistematiz­ados y ‘‘ya tenemos lista una biblioteca en el Reclusorio Preventino Oriente, que alberga alrededor de 9 mil internos; los que sobraron los dividimos en otros centros, pero ahora queremos juntar 15 mil libros más para intentar mandar biblioteca­s completas a cada centro”, informó Arturo Morell.

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