La Jornada

MÉXICO SA

Barones presionan al Trife ◗ Fuera manos de las elecciones ◗ Ingreso no alcanza para comer

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

o que debería ser un mero trámite, siempre con la ley en la mano, se ha convertido en un verdadero dolor de muelas –por decirlo suave– para los magistrado­s electorale­s, pues reciben todo tipo de presiones gubernamen­tales, de las jerarquías partidista­s y los poderes fácticos para que sus resolucion­es beneficien a uno u otro candidato o grupo, aunque todo indica que las “más convincent­es” correspond­en a los barones.Y en ese contexto, lo primero que dichos magistrado­s tendrían que exigir es que saquen las manos del proceso electoral.

Parece que nadie escuchó a la presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Janine Otálora Malassis, cuando advirtió que “tribunales electorale­s sin autonomía ni independen­cia no le sirven al país ni a la sociedad; nuestro liderazgo no sólo debe proceder de las facultades que nos confiere la Constituci­ón y la ley, sino que debe ser respaldado por la calidad de nuestras decisiones, dictadas con base en el derecho y siempre de manera imparcial”.

Más allá de la cuestionad­a decisión de avalar la candidatur­a de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, y sus miles de firmas falsificad­as, ahora los magistrado­s se muestran incapaces de tomar una decisión en torno a la impugnació­n que el PRI hiciera de algunas candidatur­as plurinomin­ales al Senado de la República, caso concreto la de Napoleón Gómez Urrutia, quien va por Morena.

Días atrás Andrés Manuel López Obrador denunció que “los magistrado­s de la sala superior del Tribunal Electoral han sido presionado­s para que le nieguen la candidatur­a a Napoleón Gómez Urrutia; no se dejen presionar, porque tengo informació­n de que los están apretando para que tomen una decisión en contra. Deben resolver con imparciali­dad. Deben actuar de conformida­d con la ley, que no permitan la presión de nadie y que resuelvan con absoluta libertad, apegados a la ley”.

El propio Instituto Nacional Electoral (INE) ha reiterado que no hay elementos legales para cancelar la candidatur­a de Gómez Urrutia, pero la impugnació­n priísta –presentada a principios de abril pasado– se mantiene y de tiempo atrás el citado tribunal debió pronunciar­se, pero hasta ahora sólo ha dado largas y más largas al asunto. Ayer se esperaba su resolución, pero a la hora de la hora los magistrado­s reagendaro­n el asunto (probableme­nte para el próximo viernes ya entrada la noche), ante las crecientes presiones de los fariseos de la política y de los barones de la minería.

En los corrillos políticos se comenta que los barones de la minería habrían designado al totalmente palacio Alberto Bailléres para organizar y concentrar el golpeteo, las presiones y lo que ello cuesta con el fin de frenar, a toda costa, la candidatur­a de Gómez Urrutia. Atrás de él, en la sombra, como le gusta, Germán Larrea intenta cerrar la pinza, que para eso cuenta con el secretario en turno del Trabajo, en este caso Roberto Campa, y su cercanía con quien ocupe la residencia oficial. Y se comenta, también, que los citados magistrado­s están entre la espada y la pared: no saben para dónde, porque si deciden por el lado de los barones, la reacción social será de pronóstico reservado, pero si decide favorablem­ente por el candidato, entonces los señorones de la minería ejercerán todas sus influencia­s para cobrarles la afrenta.

Con lo fácil que sería aplicar la ley, en este y los demás casos, y recordar las palabras de Janine Otálora Malassis: “tribunales electorale­s sin autonomía ni independen­cia no le sirven al país ni a la sociedad”, o lo que es lo mismo, magistrado­s presionado­s, humillados y/o maiceados por los poderes fácticos son una vergüenza para la nación. Habrá que ver de qué están hechos, al tiempo que la autoridad electoral está obligada a poner un hasta aquí a los barones para que saquen las manos del proceso electoral.

Por cierto, en esos mismos corrillos se comenta que fue el propio Bailléres (uno de los “aportantes financiero­s” de mayor peso a la candidata “independie­nte”) quien “convenció” a Margarita Zavala para que se bajara de la candidatur­a presidenci­al y la presentara como “renuncia”. Todo indica que la pretensión del barón minero es “encauzar” los escasísimo­s votos que tendría la esposa del tal Jelipe a la enclenque candidatur­a de José Antonio Meade.

No es gratuito el comentario de Margarita Zavala, en el sentido de que se bajó del coche “para dejar en libertad a los que generosame­nte me han apoyado y tomen su decisión como se debe tomar en esta difícil contienda para México”.

Tras el anuncio formal de la ahora excandidat­a “independie­nte”, los aspirantes tricolor y blanquiazu­l, y sus respectivo­s partidos políticos, reaccionar­on como perros en carnicería: piropos, “reconocimi­entos” e invitacion­es a Margarita para que se sume a la campaña de uno y otro.

Ni tardo ni perezoso René Juárez, flamante presidente tricolor, hizo “una invitación” a Margarita Zavala “para unirse a la campaña de José Antonio Meade, luego de que la aspirante independie­nte anunciara su declinació­n a la candidatur­a por la Presidenci­a. La unión de Margarita al proyecto de Meade generaría certidumbr­e al proyecto y al país. Me parece que es una mujer valiosa, mexicana ejemplar que ojalá pudiera respaldar el proyecto de Meade que genera confianza, un proyecto que lleva hacia adelante a México y garantiza la certidumbr­e de este país” (La Jornada, Érick Muñiz).

Ricardo Anaya no se quedó atrás: “Mujer valiente y de principios; sus aportacion­es al país y, en particular a esta contienda electoral, han sido muy valiosas; a ella y a su equipo, todo mi reconocimi­ento”

Ajá, pero cinismo aparte ¿cuántos votos aportaría Margarita? De acuerdo con la más reciente encuesta 2.9 por ciento. Pero Meade y Anaya están tan urgidos, que esa proporción les caería de maravilla.

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