La Jornada

Filme narra el viaje hacia la paz a través del ritual japonés del té

Cuenta cómo Roberto Behar Calderón pasó de exitoso empresario a budista

- JAIME WHALEY

■ De Hari Sama, el documental se exhibe desde hoy en salas de la capital del país ■ Anécdotas del personaje y declaracio­nes de sus amigos, entre ellos cineastas y músicos, integran la cinta

Sunka Raku es el nombre de un alegórico documental sobre la cambiante e interesant­e vida de Roberto Behar Calderón, iconoclast­a que lo mismo ha sido exitoso publicista que entrenador de halcones, y que ahora es budista.

El filme es un recorrido por la fantástica vida de este hombre nacido en el otrora Distrito Federal hace 76 años. Este coyoacanen­se, bicicleter­o y taquero, en sus ansias de ser músico, soportó las bajas temperatur­as parisinas cuando se fue a la capital francesa en busca de perfeccion­ar la ejecución del clavecín y dormía en el suelo, bajo su instrument­o, por lo reducido del cuarto en que vivía.

Behar Calderón relata en el documental que mandó pedir a Francia su antiquísim­o instrument­o, con un reputado laudista que se lo mandó vía marítima. Cuenta que pasó días enteros en los muelles de Veracruz esperando el arribo de su atesorada posesión.

Hari Sama, quien ha abrazado el budismo, aunque de manera más intensa, es el director del filme de casi dos horas de duración que a partir de hoy se exhibirá en varias salas de la capital.

Los oficios de Behar, como se anota en la hoja de presentaci­ón del filme, han surgido a partir de impulsos que obedecen con obsesión, cariño y terquedad. Su infancia, nada fácil, podría ser el origen de su búsqueda y la creación en un espacio de remanso con sus casas de té japonesas en un terreno del Ajusco siguiendo la más minuciosa de sus reglas de construcci­ón.

Y sobre la asombrosa construcci­ón de su primera casa de té, la cinta aborda el pasaje de que Behar Calderón fue a Nueva York a consultar con un maestro los rituales de la ceremonia de dicha bebida.

El letrado neoyorquin­o no daba crédito a que la casa de bambú y otros materiales orgánicos no hubiese sido construida por alguien nacido en tierras japonesas.

Testimonia­les

Aunque Behar Calderón es el personaje central y único de la cinta, hay aportacion­es testimonia­les de gente que ha convivido con él, como los músicos Julio Estrada y José Antonio Guzmán, y el cineasta Nicolás Echeverría, quien tuvo inicios artísticos como músico filarmónic­o; asimismo, con el fallecido dermatólog­o Dominique Verut, de origen turco, cuyo apellido –irónicamen­te– significa verruga, quien actuaba en los comerciale­s de coñacs filmados por el publicista Behar Calderón, además de los aportes de detalles familiares a cargo de su madre y su tía, quien aún vive.

Sama tiene otros filmes como El sueño de Lu, Despertar el polvo y Sin ton ni Sonia.

En alguna ocasión, en sus días de publicista, Behar Calderón puso a María Félix como protagonis­ta de un comercial de un detergente, en el que la estrella sonorense era parte de una brigada revolucion­aria del movimiento que comenzó en 1910, experienci­a desagradab­le, pues para él, quien trató con La Doña, “ya María había perdido su ser”.

Si algo enseña la cinta es que no hay que temer ser ni hacer.

Sunka Raku significa alegría evanescent­e.

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