Trump impulsa el clima de racismo y xenofobia contra latinos: expertos
Hay una campaña de miedo contra migrantes, señalan
Las declaraciones del presidente Donald Trump en las que califica a algunos migrantes como “animales”, propician el aumento del clima de racismo y xenofobia en Estados Unidos en contra de la población de origen latinoamericano, construida e impulsada por los sectores más conservadores de aquel país como un nuevo “enemigo cultural”, señalaron activistas e investigadores especializados en el tema.
María García, integrante de la Organización Binacional Migrante Aztlán, se dijo contrariada por las manifestaciones de intolerancia en contra de los trabajadores internacionales en ese país, y consideró que éstas son producto de las afirmaciones xenófobas que ha hecho siempre Trump, entre ellas la de que los mexicanos que llegaban a su país eran “asesinos y violadores”.
Lo anterior ha ocasionado que se desate “una campaña de miedo sicológico en contra de los migrantes, que viven aterrorizados con la posibilidad de que los deporten y los separen de sus familias”.
Ante dicho escenario, lamentó la activista, el gobierno de México ha tenido una actitud “pasiva e indignante. Sigue haciéndole el trabajo sucio a Estados Unidos (de detener a los migrantes centroamericanos), y para nada nos ha funcionado este servilismo. Esperamos que el próximo presidente tenga un sentido más humano y no se deje someter”.
Abdel Camargo, integrante del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, coincidió en que las recientes declaraciones de Trump siguen la misma línea de agresiones que utilizó al calificar a los migrantes mexicanos de criminales, lo cual ha profundizado aún más el encono.
Trump “está legitimando el odio social hacia los migrantes ante su base electoral, que es la población blanca, protestante y pobre, y alimenta las prácticas racistas, violentas y xenofóbicas que cada vez son mayores en la vida cotidiana”, indicó el especialista en temas de migración y refugio.
A decir de Camargo, el presidente estadunidense forma a los migrantes latinoamericanos como un nuevo “enemigo cultural” –de la misma forma en que se hizo con los musulmanes después de los ataques del 11 de septiembre de 2001–, que es la personificación del flojo, el violento, el asesino, y ahora incluso “el animal”.
Por todo eso, el investigador consideró que el próximo gobierno de México debería dejar de cumplir las órdenes de Washington de contener la migración centroamericana, con una posición seria en defensa de sus intereses nacionales. Peña Nieto, ni de su canciller, Luis Videgaray.
¿El Senado condenó en abril pasado la decisión de Trump de militarizar la frontera y le pidió formalmente a Peña Nieto cancelar la cooperación en materia migratoria y de combate al crimen organizado. No asumió entonces su papel constitucional?
–Fue sólo una simulación. Se trató de una propuesta impulsada por el PRI y sus aliados, que quedó sólo en el papel. El partido en el gobierno avaló en todo momento la política hacia Trump.
Recalcó que la mayoría en el Senado avaló la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, “a pesar de que sus beneficios y utilidades son sólo a favor de la oligarquía nacional y extranjera y ha avalado una política migratoria en la que Estados Unidos impuso sus normas”.
Bartlett insistió: México le hace el trabajo sucio a Trump al criminalizar a los migrantes centroamericanos y a todos aquellos que pretenden llegar a la frontera con Estados Unidos, quienes son perseguidos por agentes migratorios mexicanos, tratados de forma brutal y encarcelados en estaciones migratorias que son cárceles similares a las del vecino del norte”.
México subordinó su política de migración a los intereses estadunidenses, los que impusieron sus norma. “La injerencia externa impuso toda clase de medidas para limitar la movilidad hacia Estados Unidos. El Senado llegó al extremo de aprobar la presencia de agentes norteamericanos armados, en nuestras estaciones migratorias”.