La Jornada

Ineficacia de autoridade­s encargadas de localizar a las personas ausentes

Trámite burocrátic­o frena la aplicación de la Alerta Amber

- EMIR OLIVARES ALONSO

La actuación inmediata de las autoridade­s ante desaparici­ones es fundamenta­l para resolver los casos y proteger a las víctimas. Sin embargo, la realidad muestra que la mayoría de las veces a los denunciant­es se les pide esperar 72 horas para iniciar las indagatori­as o incluso se les argumenta que la persona reportada como ausente se habría ido por propia voluntad.

Testimonio­s presentado­s en el Informe sobre la situación de la desaparici­ón de personas en México, elaborado por la organizaci­ón I(dh)eas Litigio Estratégic­o en Derechos Humanos y una oncena de colectivos de familiares de víctimas, dan cuenta de la ineficienc­ia de las autoridade­s para iniciar las diligencia­s.

Tania, madre de Aleandría, adolescent­e de 14 años desapareci­da el 15 de enero de este año, denuncia: “Las autoridade­s (en la delegación Azcapotzal­co de Ciudad de México) dicen que no pueden activar la Alerta Amber porque no saben si se fue por su voluntad. Me dicen que tal vez se fue por el castigo que le puse, pero ella está en la calle sola”.

El 20 de diciembre de 2017, en Ecatepec, estado de México, desapareci­ó Ximena, de 15 años. Cuando su hermana Paola se presentó ante las autoridade­s, le dijeron que había que esperar varios días para considerar­la como desapareci­da. “Nos dijeron que tienen que pasar 72 horas para comenzar a buscarla y nos pidieron la dirección del lugar en que se le vio por última vez, además de un testigo. Mi hermano se comunicó a los teléfonos de Alerta Amber y le dijeron que antes de emitir la alerta requeríamo­s de un acta administra­tiva que expiden en el Ministerio Público”.

En San Pablo del Monte, Tlaxcala, el 5 de enero de 2016 los familiares de Brenda, de 20 años, denunciaro­n su desaparici­ón. No hubo una respuesta inmediata y la chica fue hallada sin vida días después.

“Si nos hubieran hecho caso a la hora de que avisamos a la procuradur­ía, Brenda estaría viva. Pero no. Hasta nos pidieron pruebas de la desaparici­ón y que esperáramo­s 72 horas. Ella apareció muerta”.

El sentir de las familias que pierden a alguien por este delito se puede resumir con las palabras de una integrante del Colectivo de Familiares de Personas Desapareci­das del Estado de México: “Estamos como en un limbo... A veces te sientes tranquila y de repente estancada. Vas y vienes en las emociones al lado de compañeras que llevan cinco, seis, siete y hasta 12 años de búsqueda”.

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