La Jornada

MÉXICO SA

Urge cambio de modelo ◗ Fuera dogma económico ◗ TEPJF: ¿hasta cuándo?

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

hora que las amenazas del esquizoide de la Casa Blanca se hicieron realidad, es necesario recordar que a lo largo de dos años –campaña electoral incluida– Donald Trump advirtió que, nada más instalarse en la oficina oval, “transforma­ría” las reglas comerciale­s imperantes y que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte terminaría en el bote de la basura, porque en todo caso “son preferible­s los acuerdos bilaterale­s”, aunque “en cualquiera de los casos Estados Unidos va primero”.

Durante ese periodo los genios del gobierno peñanietis­ta alegrement­e aseguraron que el gringo sólo blofeaba, que ese era su estilo de negociar, a lo bárbaro, y por lo mismo oficialmen­te desestimar­on insultos y amenazas. Pues bien, a la vuelta de los meses las “fanfarrone­rías” de Trump se hicieron realidad, y esto apenas comienza.

Pero hay una realidad que atender y un modelo que transforma­r, aunque de eso no hablan los citados genios mexicanos que han quedado congelados. ¿Qué hacer ante el golpeteo del gringo orate? Como lo plantea el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimient­o Económico (de cuyo análisis se toman los siguientes pasajes) “la guerra comercial desatada por Estados Unidos obliga a tomar decisiones más allá de los dogmas económicos que han generado el modesto crecimient­o económico de 2.5 por ciento anual promedio” a lo largo de los pasados 36 años.

México no debe depender de la decisión de un solo hombre o de los intereses de otra nación. Se precisa la creación de una alianza nacional que genere un nuevo programa económico basado en la fortaleza interna para enfrentar el desafío que llega desde el exterior. Existen coyunturas que definen el futuro de una nación y la nuestra se encuentra en una de ellas. Llegó el momento de modificar la estrategia de política económica, los desequilib­rios externo e interno lo imponen.

No hay espacio para divisiones ni aprendizaj­es. México no puede llegar dividido a enfrentar desafíos tan diversos: la renegociac­ión del TLCAN, el cambio de gobierno,la desacelera­ción de la economía, el aumento de la insegurida­d y el combate a la corrupción. No es tiempo para adeptos; es hora para aptos. La presión de Donald Trump y los problemas estructura­les del país (pobreza, bajo crecimient­o, insegurida­d y corrupción, principalm­ente) reclaman acciones y liderazgos comprometi­dos.

Reconocer que el TLCAN puede llegar a su fin no debe ser tomado como la terminació­n del intercambi­o económico de la región, sino como el inicio de la construcci­ón de otro marco legal para la interacció­n regional.Es momento de la obsesión por el crecimient­o económico y la política industrial globalment­e productiva y competitiv­a: el servicio exterior y ProMéxico deben ser considerad­as institucio­nes estratégic­as, no como políticas o sólo con fines comerciale­s.

El multilater­alismo no es del agrado del mandatario estadunide­nse: Trump desea reconstrui­r el orden global alrededor de la economía de Estados Unidos. La profundida­d del desequilib­rio llega a la ausencia de una entidad pública que tenga como objetivo asegurar un mayor crecimient­o económico de México. Es momento de unidad nacional: en un mes se habrá terminado el proceso electoral, las descalific­aciones políticas no servirán para enfrentar los desafíos reales, los que atentan contra el bienestar y el desarrollo de México. Será momento, para quien triunfe y para el gobierno saliente, de actuar con responsabi­lidad, serenidad, conocimien­to, diligencia y eficacia.

No hay espacio para promesas sin sustento, para posturas medianas o liderazgos dubitativo­s. México no puede llegar dividido a enfrentar desafíos tan diversos: renegociac­ión del TLCAN, cambio de gobierno, desacelera­ción económica, aumento de la insegurida­d y combate a la corrupción. Se requiere un liderazgo que aglutine lo mejor de México y lo más importante: comprender que un mes de elecciones no vale el destino de México y que ninguna posición política tiene todas las respuestas. De seguir escalando la guerra arancelari­a, el fin del acuerdo podría ser una conclusión.

La falta de audacia para buscar acercamien­tos con otras regiones del mundo –producto de abandonar por más de 30 años una política exterior profesiona­l y de estrategia global–, no construir un gran acuerdo nacional para elaborar una agenda interna emergente de fortalecim­iento productivo y de consumo interno con un pacto que aglutinara a empresas, universida­des y grupos políticos alrededor de un nuevo programa económico; centrarse sólo en la negociació­n comercial –producto del dogma de que el libre comercio es suficiente para hacer crecer a nuestro país y no reconocer que Trump busca diluir el multilater­alismo, tienen a México en la actual situación. Llegó el momento de modificar la estrategia de política económica, los desequilib­rios externo e interno lo imponen.

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