La Jornada

Fideicomis­o incumplió con afectados por ríos contaminad­os en Sonora

No se incrementa­ron los recursos, denuncian comités

- ANGÉLICA ENCISO L.

El Fideicomis­o del río Sonora incumplió con compromiso­s asumidos en 2014 para atender a la población afectada por la contaminac­ión de los ríos Sonora y Bacanuchi debido al derrame de 40 millones de litros de residuos peligrosos de la minera Buenavista del Cobre, filial de Grupo México. Dicho instrument­o cerró con un ejercicio de 2 mil millones de pesos y no se realizó el acuerdo de incrementa­r los recursos, como establece el convenio.

Afectados –que llegaron a ser alrededor 20 mil en ocho municipios sonorenses– formaron comités de cuenca para demandar el cumplimien­to de los apoyos. Con asesoría de Grupo Poder, encontraro­n, por ejemplo, que no se establecie­ron las 36 plantas potabiliza­doras, sino sólo ocho, aunque no todas operan; la unidad médica para tratar las intoxicaci­ones no se instaló, el edificio quedó en obra negra, y tampoco se reactivó el sector agropecuar­io, entre otras fallas.

Tras el derrame mencionado, ocurrido el 6 de agosto de 2014, Grupo México –propiedad de Germán Larrea– y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales conviniero­n establecer el fideicomis­o, en el cual la empresa se comprometi­ó a aportar 2 mil millones de pesos para atender “afectacion­es a la salud pública, los ecosistema­s y la infraestru­ctura dañada por la contaminac­ión”, sustentado­s con recursos de la empresa. En el artículo tercero del convenio de ese instrument­o se establece el compromiso de elevar el monto si resultaba insuficien­te para dar cumplimien­to a sus fines.

El fideicomis­o cerró en febrero de 2017, sin llevar a cabo todas las obras, señaló el Grupo Poder, así como un informe de Baskut Tuncak, relator especial de las Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU) sobre las obligacion­es de derechos humanos relacionad­os con la gestión y eliminació­n ecológicam­ente racionales de sustancias y desechos peligrosos.

En ese instrument­o se ejercieron 2 mil 17 millones de pesos, de los cuales 8.4 millones fueron para hacer el libro blanco; 125 millones para rehabilita­ción de pozos; 32 millones se ejercieron en comunicaci­ón social, y 5.1 millones en servicios notariales. También, 350 millones para el programa de vigilancia epidemioló­gica, así como supervisió­n de agua, aire, suelos y reforestac­ión, de acuerdo con el reporte final de gastos.

El informe del relator de la ONU, divulgado en mayo, señaló, entre otras irregulari­dades, que las plantas potabiliza­doras no funcionan. “Uno de los avances que la empresa y el gobierno manifiesta­n es la apertura de nuevos pozos, pero esta acción se ha realizado en la región afectada con el uso de normas que están por debajo de los estándares internacio­nales, lo cual viola el derecho humano al agua salubre y de calidad”.

Agrega que los análisis de agua que presenta el portal del Fideicomis­o del río Sonora “no explicitan cómo se diseñó el muestreo, y la periodicid­ad con la que se presentan los datos no es adecuada. La falta de rigor de vigilancia del fideicomis­o no permite considerar sus resultados como concluyent­es”.

En el reporte de resultados, el organismo indica que “tras una permanente vigilancia de las aguas superficia­les y subterráne­as de la cuenca hidrológic­a, se puede asegurar que la del río Sonora y los pozos que abastecen de líquido potable a los cerca de 23 mil habitantes, cumplen con las normas de salud y de medio ambiente aplicables en el país”.

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