EL CORREO ILUSTRADO
Si podemos entender eso en toda su magnitud, resulta mezquina la crítica por la molestia pasajera en la distribución de las gasolinas. Deberíamos estar mostrando nuestro apoyo y solidaridad hacia este nuevo gobierno, tomando taxi, autobús o Metro, si fuera necesario, orgullosos de estar participando conscientes de la reconstrucción del país. ciudadanos vemos con buenos ojos que se combata la corrupción y el robo. Qué bueno que se estén tomando medidas de seguridad en la distribución de la gasolina, pero no será suficiente. El gobierno tiene que cerrar la llave de quienes compran el combustible huachicolero porque no es sólo una pipa, son miles de litros que se roban.
¿Quién los compra? Usando la lógica me suena que son las gasolineras y empresas transportistas, claro, no todas ¿verdad? Pero qué tal si se tiene mayor control de esos giros. ¿Por qué no se analiza que en las gasolineras ya no se reciba efectivo, sino que el cobro se haga sólo mediante tarjeta bancaria o una de recarga, igual y Bansefi crea un modelo de plástico bancario. De esta forma el Servicio de Administración Tributaria (SAT) validará los ingresos por la venta de gasolina por medio de estados de cuenta de instituciones financieras, mismas que habrán de coincidir con el combustible que se vendió y debería ser coherente con el que se compra a Pemex.
Ahora bien, qué tal si el SAT requiere mayores controles a las empresas transportistas, revisando los viajes que hacen mediante dispositivos GPS o una herramienta tecnológica que permita ver el recorrido de sus unidades y revisar y comparar esos kilómetros recorridos contra el combustible que han comprado en gasolineras. Como dije, no todos los de estos giros han de ser culpables y estos cambios causarían alguna molestia, pero el beneficio para todos sería importante. Estas son sólo propuestas para erradicar parte de la raíz de este delito y sé que se necesita un mayor análisis y luego su puesta en marcha, pero si hay voluntad, ¡claro que se puede!