La Jornada

El barco fantasma

- SERGIO RAMÍREZ

E l velero de cuatro palos amanece anclado en las quietas aguas de la bahía de San Juan del Sur, y los fuertes vientos de finales de diciembre lo hacen girar desde el costado de estribor hasta dejarlo de proa a la costa. Es el Sea Cloud, un buque para cruceros de lujo que puede alojar a 60 pasajeros.

Los folletos hablan de él como de “una leyenda romántica”, con sus camarotes que conservan el estuco historiado en las paredes, los muebles de teca, sus ricos tapices, baños y chimeneas de mármol, y las llaves de los grifos de oro puro, “la magnificen­cia de los grandes palacios franceses”. La lista de pasajeros es un secreto bien guardado, y hay entre ellos “poderosos empresario­s y altos directivos de multinacio­nales”.

Cuando llega la noche de despedida de año, el Sea Cloud parece arder con toda su arboladura encendida con ristras luces, pero el viento no trae música de fiesta, contrario a su vieja tradición, pues en un tiempo fue un cabaret flotante, cuando se llamaba Angelita y el mascarón de proa era una feroz águila dorada.

Fue botado en Bremen en 1931, encargo del magnate financiero Edward F. Hutton y su cónyuge, Marjorie Post, dueña de General Foods y emperadora del cornflake.

El presidente Franklin Delano Roosevelt y su esposa Eleonora pasaron allí su luna de miel. Su primer nombre fue Hussar V, con 110 metros de eslora, el yate más grande del mundo para entonces.

Pero en 1955 lo compró el generalísi­mo Rafael Leónidas Trujillo, presidente vita- licio de la República Dominicana, Padre de la Patria Nueva, Invicto de los Ejércitos Dominicano­s, Primer Anticomuni­sta de América, entre sus más de 20 títulos oficiales. Se propuso él mismo para Premio Nobel de la Paz, pero con nula fortuna.

El velero llegó a puerto en Ciudad Trujillo, la capital, al tiempo de celebrarse la Feria de la Paz y la Confratern­idad del Mundo Libre, montada para conmemorar sus 25 años en el poder, y lo bautizó con el nombre de su hija Angelita. Fue coronada reina de la feria en medio del calor infernal del Caribe vistiendo un abrigo hecho de 600 pieles de armiño ruso que valía 80 mil dólares.

Quien más disfrutaba del barco era, sin embargo, Ramfis, el primogénit­o: coronel a los cinco años de edad, general de brigada a los nueve y generalísi­mo a los 10, figuraba a la cabeza de La Cofradía, un grupo de alegres disolutos del que formaba parte su cuñado Porfirio Rubirosa, el más famoso playboy internacio­nal de aquel tiempo, casado con Flor de Oro Trujillo, otra de las hijas del Paladín de la Libertad.

Las fiestas hasta el amanecer eran continuas, con el velero anclado o en travesía. Se alternaban las orquestas románticas y las que tocaban merengues ripiaos, y no era raro ver en ellas a Yul Brynner, Kim Novak o Zsa Zsa Gabor. Algunas veces comparecía el propio Salvador de la Dignidad Nacional, y hay quien atestigua haberlo visto pasearse en cueros por la cubierta, deseoso de mostrar sus atributos masculinos delante de la concurrenc­ia.

No faltaba Radamés, hermano menor de Ramfis, bautizados ambos con nombres de personajes de la ópera Aída de Verdi; tampoco otros miembros de aquella fauna que buscaba blanquears­e la piel porque les horrorizab­a el color atezado que los denun-

La milicia ha sido formada para vencer al enemigo y ganar guerras

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico