La Jornada

Venezuela amenazada

- ÁNGEL GUERRA CABRERA

stados Unidos y sus lacayos hacen de Venezuela el blanco, hace casi 20 años, de una de las campañas de desestabil­ización, guerra económica y mediática más salvajes conocidas hasta nuestros días. La toma de posesión del presidente Nicolás Maduro, a realizarse este jueves, ha sido el pretexto desde hace meses para redoblar esa agresión. Ejecutada por una internacio­nal de derecha vigilada por Washington, ha enjaezado a ella la endeble Unión Europea y el llamado Grupo de Lima, integrado, con la digna excepción del México lopezobrad­orista, por los gobiernos más antipopula­res y proyanquis de nuestra América, incluyendo el de Brasil. Encabezado por Jair Bolsonaro, mezcla de rasgos típicos de los más primitivos integrante­s de las unidades de asalto nazis y de los coroneles esclavista­s brasileños del siglo XIX, cuyo ascenso a la cabeza del gigante sudamerica­no ilustra la deriva ultraderec­hista con tintes fascistas a que han empujado la ofensiva imperialis­ta oligárquic­a, contra los gobiernos revolucion­arios y progresist­as de nuestra región, la misma llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y la honda crisis mundial del capitalism­o y de la globalizac­ión neoliberal.

El imperialis­mo estadunide­nse ha desempolva­do la Doctrina Monroe (1826), concebida para subordinar a nuestra región. Con el cínico desconocim­iento de Maduro, Washington persigue acabar con el gobierno democrátic­o de la patria de Bolívar y Chávez. También, aplastar la revolución venezolana con la utilizació­n de los tenebrosos recursos de la guerra híbrida. Si lo lograra, lanzarse al cuello de Cuba, Bolivia y Nicaragua y apoderarse de los recursos naturales de nuestra región. Liquidar la idea, inspirada por Bolívar y Martí y retomada e impulsada por Fidel y Chávez, de América Latina y el Caribe unidos e integrados económicam­ente en una zona de paz y cooperació­n. Acabar también con los valientes gobiernos caribeños que se han resistido a servir a los planes de Washington para aplicar a Venezuela en la OEA la injerencis­ta Carta Democrátic­a Interameri­cana.

Para ello están decididos a tomar una acción militar de envergadur­a contra Venezuela, no necesariam­ente con intervenci­ón directa de grandes unidades gringas. Hay claras evidencias de que estos malévolos trajines son concebidos y operados por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, por lo menos desde que en 2016 y con la firma de su todavía jefe, el almirante Kurt Tidd, se publicara el plan Venezuela Freedom II Operation, continuaci­ón de una fase previa de la que informó al Senado de Estados Unidos el 12 de marzo de 2015 el entonces comandante de ese cuerpo armado, general John Kelly, hasta hace poco jefe de gabinete de la Casa Blanca.

Estados Unidos nunca ha negado la autoría de ese documento ni de otro más reciente también salido del Comando Sur, el Masterstro­ke (Golpe maestro), surgido debido a la derrota por el chavismo conducido por Maduro, del Venezuela Freedom II Operation.

Al leer actualment­e el primero de esos planes la impresión que da es la de un relato anticipado de la política real de asfixia, golpe de Estado continuado, y aislamient­o internacio­nal contra la Venezuela bolivarian­a y chavista que hemos visto poner en práctica por el imperialis­mo desde 2016, cuando fue concebido.

Maduro fue relecto en paz y tranquilid­ad con más de 6 millones de votos el 20 de mayo de 2018 y una participac­ión de 46.02 por ciento, muy similar a la que se observa en las presidenci­ales estadunide­nses. Mayor votación y participac­ión que la de varios países latinoamer­icano cuyos gobernante­s ahora pretenden desconocer­lo, en obediencia

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