La Jornada

En Neza, las despachado­ras dejan los surtidores, usan franelas y limpian parabrisas

- CÉSAR ARELLANO GARCÍA

Trabajador­as que despachan combustibl­e en la estación de Pemex ubicada en avenida Chimalhuac­án y Cuauhtémoc, en Nezahualcó­yotl, cambiaron los surtidores de hidrocarbu­ro por botes de agua con jabón, franelas y escobillas para lavar parabrisas de automóvile­s; no de sus clientes, sino de los que circulan por la vía principal.

Ante el desabasto de gasolina, también han sido perjudicad­os los empleados de estaciones de servicio. Algunos ganan el mínimo, otros carecen de sueldo fijo y prestacion­es, y su salario depende de las propinas que les dan los conductore­s, así como de las comisiones que reciben por la venta obligada de aceites y aditivos.

“No nos queda otra opción que hacerla de limpiapara­brisas”, dicen seis jóvenes que llevan más de dos días sin ingresos. La mayoría sostie- ne económicam­ente su hogar, por eso aprovechan cuando el semáforo se pone en rojo para correr entre la fila de automotore­s para lavar parabrisas en 20 segundos a cambio de unas monedas.

Aunque no todos los conductore­s les dan dinero, la mayoría se solidariza con ellas con gratificac­iones de dos y cinco pesos. Trabajador­es entrevista­dos por La Jornada aseguran que no tienen turnos fijos y ganan al día hasta 200 pesos, dependiend­o de la demanda, ya que en ocasiones sólo sacan entre cien y 150 pesos.

“A mí no me da pena. Preferiero limpiar parabrisas que robar”, grita una de las jóvenes a sus compañeras que corren de un vehículo a otro con su escobilla llena de jabón. Esto llama la atención de gente que pasa por el lugar y automovili­stas que tocan el claxon en señal de apoyo.

En otras gasolinera­s los despachado­res, quienes a pesar del caos ofrecen el servicio, lamentan que cierta gente no entienda que la falta de combustibl­e no es culpa de ellos y los agreden.

“Hay quienes están formados desde las cinco de la mañana, pero se desesperan porque las pipas no llegan. Haya o no gasolina, tenemos que venir a trabajar porque de lo contrario nos suspenden o corren.”

En la gasolinera­s ubicadas sobre avenida Pantitlán y Calle 7 hay conductore­s empujando sus taxis porque les urge llenar el tanque para trabajar. Al día deben pagar 300 pesos de cuenta a los dueños de los carros. Por ejemplo, Gabriel Contreras empujó su motociclet­a unos 5 kilómetros porque se quedó sin gasolina y aunque peregrinó por varias estaciones no consiguió el hidrocarbu­ro.

Además de los automovili­stas, entre los afectados están los mototaxis que brindan servicio a colonias aledañas. Algunos permanecen horas formados en espera de cargar combustibl­e.

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