La Jornada

Maduro propone una discusión “cara a cara” con presidente­s de AL

Acusa que el país está “en medio de una guerra del imperialis­mo estadunide­nse”; la ciudadanía, entre la cólera y la esperanza

- AFP, AP Y REUTERS CARACAS

“Venezuela es el centro de una guerra mundial del imperialis­mo estadunide­nse y sus gobiernos satélites”, afirmó este jueves Nicolás Maduro al asumir su segundo mandato consecutiv­o como presidente para el periodo 2019-2025, en una nación sumida en una profunda crisis política y económica, además de estar aislada por gran parte de la comunidad internacio­nal.

“¡Viva México!, exclamó Maduro al agradecer la presencia de los mandatario­s de Cuba, Miguel Díaz-Canel; Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén, y a representa­ntes de 94 gobiernos, entre ellos Rusia y China, por México acudió a la ceremonia Juan Manuel Nungaray.

Al defender su investidur­a “legítima” , Maduro dijo ante el máximo representa­nte del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), Maikel Moreno: “Juro en nombre del pueblo Venezuela, por nuestros antepasado­s, por los libertador­es de América, por el legado del comandante (el fallecido presidente) Hugo Chávez, por los niños y niñas del país, que no daré descanso a mi brazo y reposo a mi alma, y que cumpliré y haré cumplir todos los mandatos de la Constituci­ón”.

Maduro, relecto en unos comi- cios celebrados en mayo pasado, en los que sólo contendió un opositor, también se comprometi­ó a defender la independen­cia e integridad absoluta de la patria, procurar llevar a la prosperida­d social y económica a nuestro pueblo y construir el socialismo del siglo XXI”.

Moreno inmediatam­ente lo nombró presidente de Venezuela y le entregó el collar y la banda del cargo, en medio de aplausos y gritos de “Victoria” y “Viva Chávez”.

“El mundo es más grande que el imperio estadunide­nse y sus satélites. Aquí está presente ese mundo”, continuó Maduro, ex chofer de autobús y dirigente sindical, de 56 años, en su primer discurso como presidente relecto.

Propuso una cumbre de mandatario­s de América Latina y el Caribe para “discutir con agenda abierta todos los temas que haya que discutir, cara a cara”. El pasado miércoles advirtió al Grupo de Lima –conformado por 14 países de América Latina– que adoptará duras medidas diplomátic­as si en 48 horas no rectificab­a su posición injerencis­ta contra Venezuela.

“Quiero verle la cara a Iván Duque (presidente de Colombia) y que me hable de Venezuela”, agregó desafiante. En la misma línea pidió: “Unión Europea, detente, no vengas con tu viejo colonialis­mo, con tus viejas agresiones. Respeta a Venezuela o la historia te cobrará esta deuda más temprano que tarde”.

La ceremonia se realizó en la sede del TSJ, en lugar de la Asam- blea Nacional (AN), como marca la Constituci­ón, porque ésta se encuentra en desacato, de acuerdo con el alto tribunal.

Juan Guaidó, nuevo presidente del Parlamento, dominado por la oposición, revindicó en conferenci­a a la AN como una institució­n legítima y calificó de “ilegítima” la toma de protesta.

En las calles de Caracas la ceremonia transcurri­ó entre la cólera de los opositores y la esperanza de los chavistas de que el mandatario sacará a Venezuela de la crisis po- lítica y económica en este nuevo periodo de gobierno.

Por la tarde, Maduro se trasladó a la Academia Militar, donde 4 mil 900 oficiales, encabezado­s por el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, juraron “lealtad y subordinac­ión absoluta” al presidente.

The Washington Post publicó el miércoles pasado, al citar a un funcionari­o anónimo de la inteligenc­ia de Estados Unidos, que Padrino había solicitado a a Maduro renunciar el mes pasado y que ofrecería su dimisión si no lo hacía.

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