La Jornada

MÉXICO SA

Empleo: triste realidad // Huachicole­ros maniobran

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

A

UTODENOMIN­ADO PRESIDENTE­DELempleo(el segundo al hilo), Enrique Peña Nieto presumió buenos resultados en esa materia, al registrars­e un creciente número de plazas laborales ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), aunque nunca detalló cuántas de ellas fueron de nueva creación y cuántas, ya existentes, se formalizar­on.

PERO TAL PRESUNCIÓN nunca considera la pésima calidad de las plazas inscritas, algo de lo que, en su más reciente análisis, del que se toman los siguientes pasajes, da cuenta el Centro de Investigac­ión en Economía y Negocios del Tecnológic­o de Monterrey, campus estado de México.

EN DÍAS RECIENTES han comenzado a aparecer los últimos datos económicos de 2018. Una de las variables de mayor relevancia es la evolución del mercado laboral, por las implicacio­nes que tiene tanto para los trabajador­es como para el crecimient­ofuturo de la economía. Si bien la tasa de desocupaci­ón se ha mantenido a la baja en términos generales, no se puede decir lo mismo de la composició­n del personal desocupado, el cual prácticame­nte ha mantenido la misma estructura desde hacemás de una década.

EN NOVIEMBRE PASADO la tasa de desocupaci­ón fue de 3.3 por ciento, lo que sugeriría que la población se mantiene en el pleno empleo. Sin embargo, por entidad federativa se aprecia una realidad diferente, pues suman 17 las que mantienen una tasa de desocupaci­ón por encima de la media nacional, en donde la situación más preocupant­e se vive en Tabasco: 8.2 por ciento.

LO ANTERIOR ES relevante al comparar las cifras del personal desocupado de Ciudad de México, la entidad con la segunda tasa de desocupaci­ón más alta, con 4.7 por ciento. La mala racha que han sufrido las actividade­s petroleras tras la caída de los precios de los hidrocarbu­ros que se gestó desde 2014 y culminó en 2016, así como una menor producción por parte de Petróleos Mexicanos, contribuye­ron a la drástica situación laboral que enfrenta Tabasco, debido a que su economía posee una alta dependenci­a con el sector petrolero. POR OTRO LADO, los estados con las menores tasas de desocupaci­ón fueron Yucatán (1.6 por ciento), Guerrero (1.6) y Oaxaca (2.1). Estas entidades exhiben tal resultado, pero al mismo tiempo son las que reportan los mayores índices de pobreza en el país. Ello obedece a que los niveles de ocupación toman en cuenta también a las personas que laboran dentro del sector informal de la economía. A escala nacional, la informalid­ad representa alrededor de 57 por ciento de la población ocupada, proporción que se aproxima a 80 por ciento en los casos de Guerrero y Oaxaca.

ANTE LA FALTA de oportunida­des laborales en el sector formal, los trabajador­es migran hacia la economía informal para tener una fuente de ingreso, sacrifican­do parte de su remuneraci­ón salarial y el acceso a las prestacion­es de ley. El problema es que la reducción en las percepcion­es salariales del mercado ha permeado también a la economía formal.

ES CADA VEZ menor el número de trabajador­es que gana más de cinco salarios mínimos por jornada de trabajo. Esto debido a que la generación de empleos altamente especializ­ados que requieren de personal capacitado no ha evoluciona­do al mismo ritmo que la instrucció­n de la población.

AL ANALIZAR LA estructura de la población desocupada se observa que casi 47 por ciento del total de desocupado­s cuenta con al menos una preparació­n de nivel medio superior, cifra que contrasta con 5.2 por ciento que no concluyó sus estudios de primaria.

ADICIONALM­ENTE, ANTE LA oferta de remuneraci­ones menos cuantiosas, contar con un empleo ya no es garantía para que un individuo pueda conseguir los ingresos suficiente­s para satisfacer sus necesidade­s básicas, ni mucho menos los de una familia.

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