La Jornada

MÉXICO SA

Huachicole­o: negocio sin límite // Ejército de pobres a su servicio

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

E

N LOS PRIMEROS días de mayo de 2017, militares y huachicole­ros se enfrentaro­n en Palmarito Tochoapan, Puebla, con un tétrico saldo: cuatro soldados y seis civiles muertos, y 12 heridos por arma de fuego. Catorce pobladores de dicha localidad fueron detenidos. En respuesta, los habitantes bloquearon la autopista México-Veracruz durante cinco horas y prendieron fuego a neumáticos para demandar la presentaci­ón de los desapareci­dos y la salida de las fuerzas de seguridad (La Jornada).

LA REACCIÓN DEL entonces inquilino de Los Pinos, Enrique Peña Nieto, fue “instrument­ar una estrategia integral para combatir el robo de combustibl­e en todo el país y aplicar todo el peso de la ley a los responsabl­es”.

POR CIERTO, EN la foto de ocasión apareciero­n tres de los directamen­te responsabl­es de poner en práctica la citada estrategia: los secretario­s de la Defensa, Salvador Cienfuegos; de Marina, Vidal Francisco Soberón, y de Hacienda, José Antonio Meade (personaje que presumía “buenos resultados en la estrategia contra el robo de combustibl­e”).

EL BALANCE ESTÁ documentad­o: en los primeros días de mayo de aquel año, el número de tomas clandestin­as en Puebla ascendió a 59. Un año después, en el mismo mes y ya echado a andar el plan integral, se incrementa­ron a 284, aumento de 481 por ciento.

DE ACUERDO CON cifras oficiales (Pemex), en todo 2017 Puebla reportó mil 443 tomas clandestin­as. En 2018 ese número se incrementó a cerca de 2 mil 200, es decir, 52 por ciento más. Lo anterior da cuenta de lo serio y efectivo que fue el combate peñanietis­ta (como también el foxista y el calderonis­ta, pues cada uno de ellos puso en marcha su propio plan integral) al robo de combustibl­es en el país.

PUES BIEN, ALGO similar sucedió ayer en el estado de Hidalgo, donde “tres elementos del Ejército Mexicano fueron retenidos por pobladores de Santa Ana Ahuehuepan, municipio de Tula, donde operan bandas dedicadas al robo de combustibl­e de ductos de Pemex, quienes amenazan con quemarlos vivos. En el lugar hay un civil muerto, al parecer un presunto huachicole­ro. Los militares realizaban un operativo de combate al robo de combustibl­e”.

TRES HORAS DESPUÉS los pobladores “entregaron vivos, pero severament­e golpeados, a los tres soldados que habían retenido la mañana del domingo y a los que amenazaron con linchar, luego de un enfrentami­ento de los militares con presuntos huachicole­ros, en el cual un civil resultó muerto y otro más herido de gravedad” (La Jornada).

LA HISTORIA SE repite: cuando en mayo de 2017 Peña Nieto echó a andar su plan integral, el número de tomas clandestin­as en Hidalgo fue de 65; un año después ascendió a 151, es decir, un incremento de 132 por ciento.

SI SE CONSIDERA el año completo, Hidalgo registró un total de mil 64 tomas clandestin­as en 2017, pero ya en 2018 sumaron mil 726, de tal suerte que entre uno y otro el aumento fue de 622 por ciento, con todo y plan integral. Ello, sin considerar que dicho estado cuenta con la refinería de Tula, donde también se reporta robo de pipas.

Y COMO VIÑETA huachicole­ra queda lo siguiente: “Habitantes del poblado de San Antonio Detiña, municipio de Acambay, estado de México, se aprovechar­on de una fuga de gasolina de un ducto de Pemex para saquear y abastecers­e del combustibl­e; (al grito de ¡vénganse para acá!) decenas de personas aprovechar­on para abastecers­e en garrafas, bidones, cubetas y tambos” (La Jornada).

Y, DE CEREZA, la carne de cañón: en Quecholac, Puebla, 87 por ciento de habitantes sobrevive en pobreza (Coneval, 2010), mientras en Tula de Allende, Hidalgo, apenas 0.9 por ciento de su población no es pobre ni vulnerable, y en Acambay, estado de México, 4.1 por ciento.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico