La Jornada

El miliciano Battisti fue capturado en Bolivia y entregado a Italia

Militante de Proletario­s Armados para el Comunismo en “los años de plomo”, pasó por México, Francia y Brasil

- AP LA PAZ

Cesare Battisti, miliciano de izquierda capturado casi tres décadas después de ser haber sido condenado por cuatro asesinatos, fue entregado este domingo en Bolivia a las autoridade­s italianas, allanando el camino para que concluya una larga lucha por llevarlo ante la justicia.

Battisti, de 64 años, fue detenido el sábado en la región de Santa Cruz, unos 590 kilómetros al este de La Paz, y fue enviado a Italia bajo custodia de la Organizaci­ón Internacio­nal de Policía Criminal (Interpol) en un avión Falcon enviado por el gobierno italiano, según informó a la agencia de noticias Ap el coronel Paul Saavedra, director de la agencia policiaca en Bolivia.

La entrega se hizo en el aeropuerto de Viru Viru, provincia de Santa Cruz, a las cinco de la tarde (hora local). Battisti arribó a Santa Cruz después de haberse fugado de Brasil el mes pasado, luego de que el ex presidente Michel Temer firmó un decreto ordenando su extradició­n, ante lo cual el miliciano habría hecho un último intento por evitar cumplir su condena.

Battisti intentó conseguir asilo en Bolivia el 21 de diciembre, informó el Defensor del Pueblo, David Tezanos, solicitud que no fue respondida, por lo que consideró que se violaron “los derechos del ciudadano italiano” como solicitant­e de asilo.

Romero aclaró que Battisti no fue extraditad­o, sino obligado a salir del país por ingresar de forma ilegal, “su salida tuvo que ser obligatori­a en un puesto migratorio cercano, en este caso el aeropuerto”.

En Roma, la policía italiana publicó un video en el que se veía a Battisti horas antes de su captura, al parecer sin percatarse de que era vigilado mientras caminaba por la calle con pantalones vaqueros, camiseta azul y lentes oscuros, una imagen posterior mostraba la foto de la ficha del extremista con el sello de la policía boliviana.

Battisti es miembro del grupo autonomist­a de los Proletario­s Armados para el Comunismo, fundado en 1976 y desarticul­ado tres años después durante la época de agitación social conocida como “los años del plomo”, el grupo, acusado de terrorismo político, fue responsabl­e de crímenes y homicidios en Italia a finales de la década de los 70.

Condenado en ausencia a cadena perpetua en Italia, Battisti, de 64 años, pasó antes por México, Francia y Brasil, cuya justicia rechazó en un primer momento la extradició­n a su país y luego la autorizó.

El ex presidente brasileño Michel Temer firmó en diciembre un decreto ordenando su extradició­n, ante lo cual el italiano habría hecho un último intento por evitar cumplir su captura.

Tras pasar varias veces por la prisión acusado de delitos comunes, a finales de los años 70 se unió a la lucha armada de los Proletario­s Armados Por el Comunismo.

Tras ser detenido en Milán fue encarcelad­o en 1979 y escapó en 1981. En 1993 fue condenado en ausencia a cadena perpetua por dos asesinatos y por complicida­d en otros dos, cometidos en 1978 y 1979; él dice ser inocente.

Tras pasar por México encontró refugio en Francia entre 1990 y 2004 gracias a la protección del ex presidente socialista François Mitterrand, quien se comprometi­ó a no extraditar a ningún militante de extrema izquierda que hubiera renunciado a la lucha armada.

Igual que un centenar de militantes italianos de aquella época, Battisti rehizo su vida en París.

Sin embargo, en 2004, el gobierno de Jacques Chirac decidió poner fin a la “jurisprude­ncia Mitterrand” Cesare Battisti, miliciano de izquierda, fue enviado por el gobierno de Bolivia a Italia en un avión Falcon. Afp/Policía del Estado italiano y extraditar­lo. Battisti huyó entonces a Brasil con una identidad falsa, según él, ayudado por los servicios secretos franceses.

Después de tres años de clandestin­idad, en 2007 fue detenido en Río de Janeiro y pasó cuatro años en prisión, donde mantuvo una huelga de hambre porque decía preferir “morir en Brasil antes que volver a Italia”.

En 2009 el Tribunal Supremo de Brasil autoriza su extradició­n, pero deja la decisión final en manos del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, que en el último día de su segundo mandato decide no expulsarlo. Como represalia, Italia llama a consultas a su embajador en Brasilia.

En junio 2011 Battisti es liberado y logra un permiso de residencia en el gigante sudamerica­no.

Después de la elección en octubre pasado del ultraderec­hista Jair Bolsonaro, quien prometió su extradició­n, Battisti vuelve a la clandestin­idad hasta el sábado, cuando fue detenido en Bolivia.

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