La Jornada

Desde hace dos años “todos sabían de la toma clandestin­a” en San Primitivo

Un mes atrás el ducto fue cerrado // No había gasolina y nadie pensó en el peligro, dice un lugareño

- GUSTAVO CASTILLO GARCÍA ENVIADO TLAHUELILP­AN, HGO.

Desde hace al menos dos años la comunidad de Tlahuelilp­an y los habitantes de poblacione­s cercanas conocían la existencia de la toma clandestin­a del kilómetro 226 del ducto Tuxpan-Tula, en la colonia San Primitivo. “El litro de gasolina lo comprábamo­s a tres pesos, pero hace como un mes cerraron el ducto. Cuatro de los huachicole­ros que controlaba­n la toma fueron asesinados: los juntaron en un panteón del municipio de Tezontepec y allí los mataron”, dice un poblador del municipio.

“Ayer (el viernes) todo se juntó: no había gasolina en Tlahuelilp­an, el ducto se rompió y por Face se difundió que había derrame de combustibl­e. Al principio un chorrito, luego el chorrote, por eso vinieron de muchos pueblos. Habíamos hasta como tres mil queriendo gasolina. Nadie pensó.

“Los más atrevidos se taparon la cabeza y la nariz como pudieron. Muchos no aguantaron el olor... era fuertísimo, pero muchos, muchos sí lo hicieron y hasta a sus niños llevaban con garrafas”, narran habitantes de esta comunidad en la que la explosión ocurrida poco después de las siete de la noche del viernes dejó un saldo de 76 muertos –hasta ayer la cifra oficial– y los que quedaron heridos (67 hospitaliz­ados) sufrieron quemaduras en la mayor parte del cuerpo.

Además, en menos de 12 horas, la lista de desapareci­dos –con base en reportes de familiares y que fueron integrados en una base de datos por representa­ntes de la Procuradur­ía General de Justicia de Hidalgo y del ayuntamien­to de Tlahuelilp­an– era de 70 personas.

El sitio exacto del estallido del ducto ocurrió en una brecha de la colonia San Primitivo, que lo mismo sirve de canal de agua para riego de un cultivo de alfalfa, que para cubrir el ducto y la extracción ilícita de combustibl­e.

Más de la mitad, en pobreza

El municipio de Tlahuelilp­an se localiza a 15 kilómetros del municipio de Tula, donde está ubicada una de las principale­s refinerías de combustibl­e de la zona centro de la República Mexicana. Tiene una población cercana a los 20 mil habitantes, la mayoría varones. Cuenta con 12 escuelas prescolare­s, 13 primarias, cinco secundaria­s y una instalació­n universita­ria. Sin embargo, a pesar de ello, 4 por ciento de la población es analfabeta.

El 53 por ciento de la población vive en niveles de pobreza moderada y 12 por ciento en pobreza extrema, según datos del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). A pesar de ser considerad­o un municipio urbano, muchos de sus habitantes se dedican a la agricultur­a. El principal cultivo es la alfalfa.

La tarde del viernes, según denuncian habitantes que pidieron no revelar sus nombres, pues algunos de sus parientes murieron en la ex- plosión, entre los asistentes y promotores de la llegada de pobladores a la zona de la toma clandestin­a en la colonia San Primitivo estaba un hombre identifica­do como El Gasero, cuyos restos calcinados quedaron cerca de la zanja. Su chamarra, una pistola y una herramient­a sirvieron para que fuera identifica­do.

“Nadie esperaba que esto pasara. Hace como dos semanas llegó gente del Ejército y revisó que estuviera tapada la toma. Incluso dispararon al aire cuando se acercó una de las gentes que controlaba­n la toma y lo ahuyentaro­n.

“El viernes se informó que había una fuga, pequeña, pero atrajo a muchos. No había gasolina en la zona y muchos quisieron un poco de gasolina gratis. Sacaron lo que tenían. Aquí había quienes compraban desde bidones chicos hasta envases grandes para almacenar. En una tarde sacaban miles de litros.

“Todo mundo sabía de esta toma, los municipale­s, los estatales, los militares. No era nueva. Pero creo que algo pasó porque ya había sido cerrada y tal vez no lo hicieron bien y no aguantó la presión”, relatan.

Por cientos, llegaron pobladores de distintas comunidade­s hasta el punto del estallido. Algunos permanecie­ron toda la noche y madrugada en espera de que se apagara el incendio, luego a que se terminara de controlar la fuga en las primeras horas del día. En medio de las sombras penetraron el cerco policial y militar y trataron de reconocer a sus familiares.

Al filo de las nueve de la mañana en el Centro de Cultura Regional de Tlahuelilp­an decenas de vecinos esperaban a que llegaran los primeros restos a ese lugar. Sin embargo, el levantamie­nto pericial concluyó cerca del mediodía.

Ramón perdió a su hijo y a su nieto. “Sabemos –dice– que esto no estaba bien, pero querían un poco de gasolina. Muchos se salvaron porque el olor a gasolina los hizo retirarse. Ellos no. Creo que son los dos restos de personas que parece que una quiso cubrir a la otra, allá, junto al borde del canal”.

Con el llanto a flor de piel, Rosa, Ximena y Manuel, quienes perdieron a sus familiares en la tragedia, señalan que en la zona hay muchas tomas clandestin­as; que ésta era una que todos, las autoridade­s y ciudadanos, conocían. “En la gasolinera por mil pesos nos dieron casi 50 litros, aquí con 400 pesos se llenaban las garrafas para el tanque completo. Eso fue desde hace más de dos años”, dicen.

Después de las dos de la tarde, empleados de Pemex comenzaron a reparar el ducto que se reventó.

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 ??  ??    Arriba, vista aérea del lugar donde se produjo la explosión en San Primitivo. Sobre estas líneas, peritos trabajan en la recuperaci­ón de cuerpos. Fotos Afp y Víctor Camacho
Arriba, vista aérea del lugar donde se produjo la explosión en San Primitivo. Sobre estas líneas, peritos trabajan en la recuperaci­ón de cuerpos. Fotos Afp y Víctor Camacho

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