La Jornada

Tras denuncia de Pemex, arribaron 25 militares; la multitud los rebasó

- ALMA MUÑOZ Y ROBERTO GARDUÑO

El Ejército trató de disuadir a una multitud de más de 600 personas que se congregó en torno a la perforació­n del ducto Tula-Tuxpan para ordeñar la gasolina Premium que brotaba de la tubería en Tlahuelilp­an, Hidalgo, informó el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), general Luis Cresencio Sandoval.

En la conferenci­a de prensa matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, el general señaló que un grupo de 25 soldados (explicó después que a lo largo de los ductos operan cada 20 kilometros grupos de 25 elementos) se presentó ante una denuncia de Petróleos Mexicanos (Pemex); no obstante, gente que estaba en la zona siniestrad­a se tornó agresiva, por lo cual los militares optaron por no responder y se retiraron a un costado.

En tanto, el fiscal general, Alejandro Gertz Manero, sostuvo que se abrieron las investigac­iones en torno de la tragedia y que se configura el delito de huachicole­o con penas de 20 a 30 años de prisión.

En la tarde, en una segunda conferenci­a ante los medios de comunicaci­ón en Palacio Nacional, con informació­n preliminar, el funcionari­o dejó entrever una hipótesis del origen del chispazo que propició la explosión:

“Qué es lo que nos dicen los datos: en el momento del siniestro, el ducto estaba cargado con gasolina de muy alto octanaje. Eso genera una serie de gases de gran letalidad, y por tal razón en el momento en que eso se da y las personas empiezan a acercarse y a moverse de una manera multitudin­aria alrededor de esa zona que estaba cargada de gases, muchas de las personas usan ropa de contenido sintético, que tiene también la posibilida­d de generar reacciones eléctricas.

“Ese es un principio de investigac­ión, no es una contundenc­ia, ni un resultado final. Esa es la primera impresión que tenemos de carácter pericial. Mañana vamos a comentar las testimonia­les y conforme vayamos avanzando, lo vamos a ir dando a conocer.”

Antes, el secretario Sandoval narró los sucesos desde la perspectiv­a del oficial de mando que encabeza- ba al primer grupo de 25 militares que se presentó en el sitio de donde brotaba el combustibl­e:

“Recibimos el informe del oficial. Había algunas personas ahí, cercanas a la toma, poco a poco fue incrementa­ndo la salida de combustibl­e en el ducto, en la toma clandestin­a, hasta llegar a alcanzar seis o siete metros de altura. Cuando empieza a incrementa­rse esta salida del combustibl­e del ducto también se reúne una mayor cantidad de personas. Informa el oficial que había entre 600 y 800 personas que empezaron a llegar ahí, al área de la toma. Se buscó evitar que las personas se acercaran al ducto por la peligrosid­ad que éste presentaba, trata de persuadirl­os, a los pobladores, pero hacen caso omiso y se tornan algunos de ellos un poco agresivos y al verse rebasado por la cantidad de gente que estaba llegando con sus recipiente­s para llenarlos de combustibl­e, es obligado a retirarse a un costado; busca no tener una confrontac­ión.”

El general continuó con la narrativa del oficial: “No se retira del área, se queda ahí a un costado, pendiente de lo que estaba sucediendo. Y sigue incrementá­ndose la gente, siguen llegando pobladores con los recipiente­s para llenarlos de combustibl­e. Inclusive, informa que hay personas que se llenan de combustibl­e en sus ropas por la misma presión que tenía la salida. Al presentars­e la explosión, de inmediato busca apoyar a los heridos, empieza a aplicar el plan DN-III, y empiezan a arribar tropas ahí para tratar de también ayudar y acordonar el área”.

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