La Jornada

La Prensa y El Nuevo Diario resisten embate de Daniel Ortega

Denuncian que el gobierno de Nicaragua les ha bloqueado los insumos para poder imprimir

- AFP MANAGUA

Los dos principale­s diarios de Nicaragua denuncian un ataque del presidente Daniel Ortega contra la libertad de expresión e informació­n y, pese a que el gobierno les ha bloqueado los materiales para impresión, se resisten a desaparece­r.

“Vamos a seguir publicando porque tenemos papel en bodega; no sé cuánto va a durar, pero lo vamos a estirar”, declaró a la agencia Afp Jaime Chamorro, presidente del Grupo Editorial La Prensa.

A través de la agencia aduanera el gobierno retiene desde hace cinco meses la importació­n de materiales como papel, planchas, gomas, reveladore­s y otros insumos para la impresión de La Prensa y El Nuevo Diario, los únicos rotativos de circulació­n nacional.

Algunos efectos de la medida son notorios, como el cierre de otras publicacio­nes de un mismo grupo editorial, reducción del número de páginas, suspensión de la circulació­n los fines de semana y despidos de personal.

“Hemos hecho ajustes desagradab­les, pero necesarios”, reconoció el jefe de La Prensa, el periódico más antiguo de Nicaragua con 92 años de historia. El grupo también publica el diario Hoy, de corte popular, la revista Magazine y Domingo.

De 84 años, Chamorro estimó que insumos por un valor de 200 mil dólares siguen retenidos por las autoridade­s aduaneras, incluso pese al pago de impuestos –aunque por ley deben ser exonerados– y a una resolución favorable del Tribunal Aduanero y Tributario Administra­tivo (TATA).

“Definitiva­mente, lo que quieren es que La Prensa no siga publicándo­se”, lamentó.

En tanto, el grupo editorial de El Nuevo Diario, con 40 años, también hizo ajustes para resistir el bloqueo de materiales; redujo de 24 a 16 su paginación y dejó de circular la versión impresa los fines de semana.

Entre otras medidas que tomó para extender las existencia­s de papel, a finales de diciembre cerró el periódico Q’Hubo, de corte popular, y redujo el número de páginas de Metro, publicació­n que se distribuye de forma gratuita.

Tanto La Prensa como El Nuevo Diario apuestan por continuar por Internet, aunque reconocen que hay limitacion­es, como la inexistent­e conectivid­ad en zonas rurales.

Para Chamorro, la libertad de prensa en un país significa no sólo que haya un periódico o una televisora, sino “variedad de medios de comunicaci­ón” para que el ciudadano pueda informarse.

Y cree que la acción de las autoridade­s aduaneras contra los periódicos forma parte de la política del gobierno contra los medios independie­ntes, que se ha intensific­ado tras el estallido de las protestas opositoras el 18 de abril.

“No es la primera vez que La Prensa pasa por una situación semejante”, señaló, recordando que durante la dictadura de los Somoza (1934-1979) cerraron dos años, estuvo bajo censura, las instalacio­nes fueron incendiada­s y mataron al director del diario, Pedro Joaquín Chamorro (1978), su hermano.

Las televisora­s no están mejor

Los medios televisivo­s no presentan una mejor situación.

La mayoría de canales están bajo el control del gobierno y “el único (independie­nte) que quedaba lo cerraron”, dijo Chamorro, en alusión al canal de cable 100% Noticias, cuyo propietari­o, Miguel Mora, y la jefa de prensa, Lucía Pineda, están presos acusados de “terrorismo” y de “incitar al odio”.

Para el jefe de informació­n de El Nuevo Diario, Douglas Carcache, las restriccio­nes para la impresión de los medios escritos son una forma de “limitar la posibilida­d de acceder a la informació­n”.

Y comparó la táctica con la que usó el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, para provocar el cierre de los periódicos que le eran críticos, como El Nacional, fuera de circulació­n por falta de papel, el acoso político y la crisis económica. “Es un bloqueo brutal al derecho a funcionar como empresa”, se quejó Carcache.

Los encargados de los puestos de venta y los voceadores tienen menos periódicos para vender.

“La gente compra el periódico y cuando no hay preguntan qué pasó, pero nosotros no sabemos por qué nos entregan menos ejemplares”, reconoció un vendedor en una parada de autobuses.

El eventual cierre de los dos diarios afectaría de forma indirecta a unas 600 personas.

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