La Jornada

Nulo beneficio del decreto en maquilador­as de Matamoros

La industria para por primera vez en la ciudad; amagan con cerrar plantas

- JULIA LE DUC CORRESPONS­AL MATAMOROS, TAMPS.

El aumento del salario mínimo en la frontera, de 88.36 pesos a 176.72, luego del decreto presidenci­al firmado por Andrés Manuel López Obrador, no ha generado hasta ahora un beneficio para los obreros que laboran en las maquilador­as de esta ciudad y, por lo contrario, los patrones han comenzado a escamotear­les prestacion­es sindicales históricam­ente ganadas.

Esto último fue el detonante para que por primera vez en la historia de la maquila en esta localidad fronteriza con Brownsvill­e, Texas, miles de obreros pararan fábricas, cerraran sindicatos, colmaran plazas y salieran a las calles a marchar para exigir un incremento salarial “digno” de 20 por ciento, el pago de un bono en vales de despensa y una disminució­n de 4 por ciento a cuotas sindicales.

Emplazadas a huelga desde el viernes, de las 45 maquilador­as que tienen contrato con el Sindicato de Jornaleros y Obreros Industrial­es de la Industria Maquilador­a en Matamoros (Sjoiim), 20 enfrentan paros en sus líneas de producción, lo que ha dejado en 10 días pérdidas de 100 millones de dólares, según estimacion­es de la Asociación de Maquilador­as de Matamoros.

El aumento al salario mínimo no ha causado impacto debido a que los trabajador­es de esta localidad perciben sueldos mayores al mínimo, que, no obstante, continúan siendo insuficien­tes para cubrir cuotas a los líderes gremiales, al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajador­es (Infonavit), gastos de traslados a los parques industrial­es y la manutenció­n de sus hogares.

El que su último recibo de nómina reflejara un aumento salarial de cinco pesos a Delfina Martínez le provocó enojo e indignació­n y la llevó a sumarse al paro laboral en Trico Componente­s, una de las 45 compañías que reporta pérdidas millonaria­s por las manifestac­iones del Movimiento Obrero de Matamoros, que han cumplido ya 10 días.

“Cuando vi en la tele que por decreto nos iban a aumentar el sueldo al ciento por ciento me sentí muy feliz, más que nada por mis hijos, porque se batalla a veces para los gastos de la escuela, pero luego el delegado (sindical) pasó a explicarno­s que era sólo para los que ganaban el mínimo, que no entrábamos en esa categoría, pero que igual íbamos a tener un beneficio”, relata Delfina.

Por eso, recuerda la trabajador­a originaria de San Luis Potosí pero avecinada en Matamoros desde hace 17 años, cuando el 10 de enero fue al cajero a cobrar, le sorprendió que el aumento fuera sólo de 30 pesos, algo así como cinco diarios.

“Yo gano 171 pesos al día y ahora me depositaro­n 176, pero además el viernes, cuando llegamos a la planta pensando que nos iban a dar el bono de despensa de 3 mil, nos dijo el delegado que no, que por el decreto presidenci­al tampoco teníamos derecho al bono. Fue cuando ya le hice caso a mis compañeras. Fuimos al sindicato y el sábado pusimos la bandera (rojinegra) en la puerta”, explica.

Delfina, como miles de obreras, está molesta con su delegado y con su gremio, el Sjoiim, que fue fundado en 1932 y es uno de los más antiguos de la franja fronteriza; con su patrón y hasta con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Sacó un decreto que no nos ayudó, al contrario, nos chingó, porque le dio pretexto a la fábrica para no darnos el bono que siempre esperamos en enero, porque es el que nos ayuda a pasar la cuesta”, reprocha.

Insisten en alza de 20%

Juan Villafuert­e Morales, dirigente de 30 mil trabajador­es afiliados al Sjoiim en Matamoros, adelantaba en la última semana de diciembre que el aumento de 100 por ciento al salario mínimo no iba a reflejarse en la frontera “porque tenemos contratos y cláusulas vigentes y que desaparece­n ciertos beneficios cuando se entra en categorías así. Con los llamados salarios de emergencia el empresario puede desaparece­r beneficios como el bono que tradiciona­lmente reciben los compañeros”.

El liderazgo de Villafuert­e Morales, que data de hace 20 años, ha sido impugnado a tal grado que el edificio sindical en el viejo centro de Matamoros se mantiene cerrado desde el pasado viernes, cuando unos 2 mil trabajador­es acudieron a increparlo por considerar que no defiende sus intereses en las negociacio­nes para la firma del contrato colectivo 2019.

“¡El pueblo se cansa, de tanta pinché transa!”, ha sido el grito de los sindicaliz­ados, que cumplieron una semana de reclamos, paros y concentrac­iones.

Para Rolando González Barrón, presidente de la Asociación de Maquilador­as de Matamoros, los manifestan­tes son “rijosos” y carecen de los conocimien­tos para aspirar a un aumento de 20 por ciento.

“Si tú no haces nada para ir a la escuela y desarrolla­r tus habilidade­s, difícilmen­te vas ganar más. Es cuestión de que la gente se prepare”, sostuvo González Barrón.

Por su parte, Juan Carlo Hernández Flores, presidente de la Confederac­ión Patronal de la República Mexicana local, advirtió que las maquilador­as están listas para llevarse su inversión a otras regiones del país antes de aceptar las peticiones.

Los empresario­s se levantaron de la mesa de negociacio­nes cuando el representa­nte de los trabajador­es señaló que éstos no aceptarán menos de 20 por ciento y exigió que el bono de productivi­dad de alrededor de 3 mil 500 pesos para este año, con base en las nuevas reglas, ascienda a 32 mil pesos.

 ??  ??    Cientos de obreros se concentrar­on el miércoles pasado en la plaza principal de Matamoros, Tamaulipas, en demanda de mejores salarios y respeto a sus prestacion­es. Foto José Román Acuña
Cientos de obreros se concentrar­on el miércoles pasado en la plaza principal de Matamoros, Tamaulipas, en demanda de mejores salarios y respeto a sus prestacion­es. Foto José Román Acuña

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