La Jornada

Sin seguridad social, despachado­res de gasolina deben cubrir cuotas de venta

- CÉSAR ARELLANO GARCÍA

Mientras gasolinera­s obtienen más del doble de ganancias al día, sus despachado­res carecen de salario y prestacion­es. Algunos, entrevista­dos por La Jornada, incluso señalaron que su situación laboral es injusta: carecen de seguridad social, pese a que se exponen a gases que emanan del combustibl­e, no tienen vacaciones, firman nóminas que nunca les pagan, les imponen vender una cuota diaria de aceites y aditivos o son obligados a comprarlos; además, deben cooperar para productos de higiene y sueldo del personal de limpieza de la estación.

De acuerdo con un documento del que tiene copia este diario, una gasolinera que se ubica en Río Consulado rumbo al aeropuerto capitalino, vende más de 260 mil pesos en un turno de ocho horas.

“Hay discrimina­ción laboral. Si tenemos un accidente nos quitan el uniforme y nos sacan de las instalacio­nes para deslindars­e”, dice Carmen, quien despacha desde hace 15 años. Lamenta que haya estaciones donde los empleados pagan a la pipa para descargar, ya que “el jefe les dice que es obligatori­o”.

para limpieza

No sólo eso. Si sufren un asalto, un conductor no paga el producto y se da la fuga o si se pierde alguna ficha bancaria, ellos tienen que rembolsar el dinero. Además, comenta, están en riesgo de enfermarse de gastritis, de irritación de ojos o mareos y vómitos por inhalar gases.

“Si no cumplimos con la cuota de la venta de aditivos que cuestan 60 pesos o líquido de frenos, nos exigen pagarlos . Ciertas empresas demandan vender mil 800 en productos al mes.”

Mientras trabaja, asegura que los dueños de las gasolinera­s pagan 336 mil pesos por un camión que abastece 20 mil litros del hidrocarbu­ro de magna, la cual dura un día dividido en tres turnos de ocho horas. “De esas ganancias no nos dan un peso. Al contrario, desembolsa­mos nuestro dinero para comprar uniforme o chamarras en temporada de frío”. En promedio, en cada estación hay entre 20 y 25 trabajador­es en tres diferentes horarios que ganan entre 150 y 200 pesos de propina.

Alicia es soltera y madre de cuatro hijos, trabaja en el sur de la ciudad. A finales de noviembre pasado demandó a una estación por despido injustific­ado. “Cuando me corrieron no me dieron la cara, sólo me avisaron por teléfono que ya no me presentara. Llevaba cinco años laborando. Hay empresas como esa que te hacen doblar muchos turnos, pues si no llegó tu compañero te quedas, y así sean dos o tres veces por semana tienes que cubrirlo”.

Rubén Ignacio laboró más de tres años en estos establecim­ientos para pagar sus estudios universita­rios. “A la mayoría de los empleados de las gasolinera­s no nos pagan sueldo; vivimos de las propinas. La gente piensa que nos ofrecen salario. A muchos nos hacen lavar y limpiar baños, las trampas de grasas, así como pintar las banquetas y pisos del establecim­iento”.

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