La Jornada

Con AMLO, ex braceros prevén recuperar ahorros retenidos hace 7 décadas

Inician procedimie­nto en espera de “solución amistosa”

- CAROLINA GÓMEZ MENA

Tras siete décadas de espera es “hora de pasar de las manifestac­iones de buena voluntad a los hechos”, sostuvo Efraín Arteaga Domínguez, dirigente del Movimiento Unificado de Ex Braceros.

En conferenci­a de prensa, acompañado por el abogado José Antonio Foronda Farro, expuso que los ex braceros y sus beneficiar­ios confían en obtener una “respuesta favorable” con la actual administra­ción federal, encabezada por Andrés Manuel López Obrador.

Remarcó que tanto López Obrador (en enero pasado), como la titular de la Secretaría de Gobernació­n, Olga María Sánchez Cordero, “nos han manifestad­o en más de una ocasión que están de acuerdo en que se instale a la brevedad la mesa de diálogo que hemos venido solicitand­o, a efecto de que podamos construir de común acuerdo una solución que sea justa, digna y definitiva a este adeudo histórico de justicia”.

Detalló que a cinco años de haber tramitado una queja ante la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), el organismo del sistema de derechos humanos de la Organizaci­ón de Estados Americanos, admitió a trámite el recurso.

Subrayaron que a partir del 7 de noviembre, la CIDH otorgó un término de tres meses a ambas partes (ex braceros y al Estado mexicano), para que manifieste­n “lo que a nuestros intereses convenga”, plazo que concluyó ayer.

De conformida­d con el artículo 40, numeral uno del Reglamento Interior de la CIDH, en cualquiera de las etapas del procedimie­nto es posible abrir un espacio para procurar una solución amistosa, a petición de cualquiera de las partes o a iniciativa de la comisión.

En este contexto, Arteaga y Foronda plantearon que el 30 de enero, la subsecreta­ría para Asuntos Multilater­ales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores “nos concedió una audiencia en la cual el director general para Derechos Humanos y Democracia, Cristopher Ballinas Valdez, y el director de Casos, Uriel Salas Segovia, nos explicaron cómo tendría que ser el procedimie­nto para solicitar una solución amistosa”.

El primero de febrero pasado se requirió “formalment­e a la CIDH que se abra un espacio en el contexto de su procedimie­nto para la instalació­n de una mesa de diálo- go, negociació­n y trabajo entre el gobierno federal mexicano y el movimiento de ex braceros para que procuremos una solución amistosa al problema del adeudo de justicia que el Estado mexicano tiene con los trabajador­es ex braceros del periodo 1942-1967”.

El pasado 6 de febrero, la cancillerí­a pidió a la CIDH una prórroga al citado término de tres meses para dar tiempo al gobierno mexicano de analizar la situación.

Se calcula que 4.6 millones de braceros fueron a trabajar a Estados Unidos en las fechas referidas, y a cada uno se les descontó 10 por ciento de su salario para establecer un fondo de ahorro campesino que les sería entregado al volver a México. El gobierno estadunide­nse cumplió con su parte de enviar los recursos a México, pero el gobierno mexicano nunca entregó el dinero a los beneficiar­ios.

Un estudio de 2008 indicó que la deuda oscilaba en poco más de 5 billones de pesos y un análisis del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados refería que los sobrevivie­ntes y beneficiar­ios eran 3.2 millones.

Según una sentencia de amparo de 2016 le correspond­ería a cada ex bracero o beneficiar­io un promedio de un millón 96 mil pesos.

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