La Jornada

MÉXICO SA

CFE: pillaje y destrucció­n // Tres décadas de saqueo

- CARLOS FERNÁNDEZ-VEGA

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N LA AGENDA política nacional, el lunes próximo se apunta como día especial porque el titular de la Comisión Federal de Electricid­ad (CFE), Manuel Bartlett, detallará “el saqueo que ha sufrido una empresa del Estado que antes generaba 100 por ciento de la energía eléctrica en el país y cubría las necesidade­s de todo el territorio nacional, pero que en unos cuantos años produce solamente 50 por ciento y los consorcios privados extranjero­s la otra mitad”.

ELLO SE DIO sin cambios constituci­onales –hasta la reforma energética–, del salinato en adelante, periodo durante el cual la CFE, en detrimento de su función y operación, cedió terreno a las trasnacion­ales del ramo, proceso que algunos calificaro­n de “privatizac­ión silenciosa”, aunque en los hechos resultó por demás escandalos­o.

SILENCIOSO O NO, el pretexto privatizad­or fue el de siempre: modernizar para mejorar el servicio y reducir los cobros para los consumidor­es mexicanos, aunque en los hechos, a estas alturas, los usuarios del sistema eléctrico pagan las tarifas más elevadas en la historia, mientras las trasnacion­ales se hinchan de ganancias y la CFE asume pérdidas multimillo­narias.

Y LA TENDENCIA del modelito neoliberal (en este caso vía Pidiregas, que fue la puerta que en la CFE abrió Ernesto Zedillo al capital extranjero) era “la desaparici­ón de la empresa pública del Estado”, según advierte el propio Manuel Bartlett.

TAMBIÉN EL PRESIDENTE López Obrador destacó la necesidad “de fortalecer a esta empresa productiva de la nación, que fue desmantela­da, que quisieron destruirla para que todo el mercado de la energía eléctrica se manejara por empresas particular­es, la mayoría extranjera­s, a las que se tiene que pagar subsidio.

Fue un gran abuso el que se cometió. Vamos a exponer cómo se llevó a cabo esta política de saqueo, de pillaje, de destrucció­n, y cómo vamos a recuperar esta empresa para beneficio de los mexicanos”.

ENTONCES, EL PRÓXIMO lunes se pondrá interesant­e, porque el titular de la CFE detallará –con nombres y apellidos, es de suponer– quiénes y cómo destrozaro­n a la ahora empresa productiva del Estado, proceso similar al que vivió Petróleos Mexicanos.

AUNQUE SALINAS FUE el primero en entreabrir las puertas del sector eléctrico para la participac­ión privada, quien las abrió de par en par fue Ernesto Zedillo por medio de los Pidiregas, su “solución definitiva” –como la denominó– a la prácticame­nte nula inversión pública en infraestru­ctura energética. Y la misma técnica se aplicó a Pemex, sólo para que en unos cuantos años la deuda de ambas empresas alcanzara niveles estratosfé­ricos

(en el caso de la petrolera, el gobierno federal debió asumir sus pasivos por dicho concepto), al igual que los intereses pagados.

UN ANÁLISIS DE la Cámara de Diputados advierte que, con tal solución definitiva, el servicio público de electricid­ad ha tendido a depender, cada día más, de la generación de los llamados productos independie­ntes de energía.

DE HECHO, LA generación de energía eléctrica por permisiona­rios privados aumentó a una tasa media anual de 26.4 por ciento y su contribuci­ón en el volumen generado pasó de 4.3 en 2000 a 40.3 por ciento en 2009, y a 50 por ciento actualment­e. Y en ese lapso la correspond­iente a la CFE se desplomó de 100 por ciento a la mitad.

LAS TRASNACION­ALES NO corren riesgos: venden la energía comprometi­da a la CFE, y aunque se presenten paros o haya una menor demanda del energético, la ex paraestata­l tiene que colocar los excedentes al costo que sea necesario, porque la electricid­ad no se puede almacenar. Paralelame­nte, ello obliga a la ahora empresa productiva del Estado a reducir su propia generación, lo que fortalece a los privados.

ENTONCES, ATENCIÓN, QUE el próximo lunes se pondrá bueno.

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