La Jornada

Se enfrentan Francia e Italia por los chalecos amarillos

- AFP PARÍS

El gobierno francés explicó este viernes que la llamada a consultas de su embajador en Italia es una manera de no dejar pasar una “injerencia” de responsabl­es italianos tras el encuentro del viceprimer ministro de ese país, Luigi Di Maio, con un grupo de chalecos amarillos.

“No se trata de dramatizar, se trata de decir el juego se ha acabado”, dijo la ministra francesa de Relaciones Europeas, Nathalie Loiseau, “es una injerencia no deseada, un gesto inamistoso de personas que se supone son gobernante­s”.

La ministra se refería así al encuentro el martes en Francia del viceprimer ministro italiano, Luigi Di Maio, jefe del Movimiento 5 Estrellas (M5E), con un grupo de chalecos amarillos, un colectivo antigobier­no que se manifiesta desde hace más de dos meses contra el presidente Emmanuel Macron.

Un miembro de un gobierno extranjero que viene a Francia para dar su apoyo a “alguien que llamó a la guerra civil, a derrocar al presidente es algo nunca visto”, subrayó Loiseau.

El portavoz del gobierno francés, Benjamin Griveaux, declaró por su parte que “no es un llamado permanente, pero es importante marcar la situación, porque Italia es un aliado histórico de Francia y también uno de los países fundadores de la Unión Europea”.

Sobre el encuentro de Di Maio con un grupo de chalecos amarillos, Griveaux consideró que “la cortesía más básica consiste en informar al gobierno” cuando un ministro va a un país vecino.

Di Maio justificó su reunión en una carta abierta publicada en el diario Le Monde al afirmar que los dirigentes franceses, tanto de izquierda como de derecha, aplican “políticas ultraliber­ales” que han “empobrecid­o la vida de los ciudadanos y han reducido drásticame­nte su poder adquisitiv­o.

“Es por este motivo que quise reunirme con representa­ntes de los chalecos amarillos... porque no creo que el futuro de la política europea esté entre los partidos de derecha o izquierda, o en esos partidos que se dicen nuevos, pero que son en realidad el fruto de una tradición”, señaló Di Maio.

En junio, cuando Italia comenzó a impedir que los barcos de rescate con migrantes a bordo atracaran en sus puertos, Macron criticó el “cinismo e irresponsa­bilidad” del gobierno vecino, comparando el ascenso del nacionalis­mo de extrema derecha con la “lepra”.

A pocos meses de las elecciones europeas de mayo, el gobierno italiano, que intenta organizar un frente de extrema derecha contra los proeuropeo­s, ha subido el tono con mensajes cada vez más personales contra Macron, a quien el ministro del Interior italiano y líder de la Liga, Matteo Salvini, tachó hace poco de “pésimo presidente” que “gobierna contra su pueblo”.

Crisis sin precedente

En medio de la crisis Salvini invitó este viernes a su homólogo francés, Christophe Castaner, a Roma para mantener conversaci­ones sobre una serie de temas, inclu- yendo inmigració­n, seguridad y terrorismo.

En la carta que le envió a Castaner, Salvini le recuerda que “desde siempre, nuestros países mantienen sólidas relaciones bilaterale­s, especialme­nte sobre la seguridad, el terrorismo y la inmigració­n”.

Más tarde, Salvini sin embargo dejó de lado el tacto diplomátic­o de la misiva y retomó su estilo vehemente contra su homólogo francés. “Lo voy a convocar porque quiero resolver esta situación. Pero no voy a dejarme hacer”, espetó el viernes al margen de un mitin de campaña.

Mientras tanto, la prensa de ambos países describía esta crisis como la más grave desde la declaració­n de guerra entre las dos naciones en 1940.

: “El llamado a consultas del embajador de Francia en Roma, Christian Masset, es la muestra de una crisis sin precedente en las relaciones franco-italianas”, escribió el viernes La Repubblica.

Para el diario francés Sud-Ouest, “París y Roma han tenido problemas, pero siempre se resolvían entre amigos, entre gente civilizada. Ya no es el caso".

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