Trump insiste: “todas las opciones, incluida la militar”, en Venezuela
Elliott Abrams advierte que “el poder de Maduro está por terminar”
“Todas las opciones” contra el gobierno de Venezuela se evalúan, reiteró Donald Trump, sin descartar, entre ellas, el envío de fuerzas militares a la región, mientras su encargado de la intervención en el país sudamericano, Elliot Abrams – condenado por el delito de mentir al Congreso durante las intervenciones estadunidenses en las guerras de Centroamérica en los años 80–, resucitó la retórica de esa era para justificar la campaña para cambiar el régimen en Venezuela.
Tal vez lo más notable de la nueva política para operaciones de cambio de régimen –Washington ha impulsado cerca de 70 contra países alrededor del mundo desde 1945, según algunos conteos– es que ahora, como en el caso de Venezuela, se hace abiertamente lo que antes solía hacerse de manera encubierta.
Trump, en comentarios a medios al reunirse con su homólogo de Colombia, Iván Duque, afirmó su “respeto” al hombre que “mucha gente piensa es el presidente real de Venezuela, y que es muy valiente”, en referencia a Juan Guaidó.
Al preguntarle sobre una solución militar para Venezuela, Trump respondió que “hay un número de soluciones, un número de opciones diferentes, y vemos todas las opciones”. Aseguró que hay “muchas cosas ocurriendo en Venezuela que la gente no sabe, y hay mucho apoyo a lo que estamos haciendo… tremendo apoyo”.
Mientras tanto, en el Congreso, Abrams, representante especial de Trump para Venezuela, declaró en una audiencia ante el comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes que el poder de Nicolás Maduro y su grupo está por acabar, ante la presión generada por Estados Unidos y otros aliados.
Varios demócratas –ahora en control de la Cámara baja– expresaron su oposición a cualquier intervención militar ordenada por el presidente. “La intervención militar no es opción. El Congreso decide cuándo, dónde y cómo se emplea a los militares estadunidenses en el mundo, y el Congreso no apoyaría una intervención militar en Venezuela”, aseguró a Abrams el presidente del comité, Eliot Engel, al inicio de la audiencia.
Pero Abrams se rehusó a prometer que la Casa Blanca consultará con los legisladores antes de una acción militar en Venezuela, aunque dijo no tener conocimiento de algún plan en ese sentido.
Abrams, en su testimonio, insistió en que esto no era una intervención estadunidense, sino un esfuerzo de 51 países para “restaurar” la democracia. Cuando le preguntaron por qué México no era parte de ese grupo, respondió que el país vecino estaba aislado en su posición y suponía que la razón era de “ideología” y que el nuevo presidente mexicano tenía “una manera vieja de ver” las cosas.
Argumentó que Estados Unidos tiene “un interés nacional” en frenar “la desestabilización que el declive del país sudamericano ha traído a la región”, y afirmó que “Venezuela se ha convertido en la nación más violenta del mundo”.
Culpó al gobierno de Maduro por una crisis económica que ha generado “inseguridad alimentaria”, una crisis de salud, corrupción galopante incluido el robo de más de 11 mil millones de dólares por Maduro y sus aliados, y una emigración sin precedente de más de 3 millones de personas.
Cuba, afirmó, está sosteniendo al régimen de Maduro con el envío de “fuerzas especiales” conocidas como Avispas Negras, y declaró que existen vínculos entre el régimen no sólo con el narcotráfico, sino con “terroristas” como Hezbollah y el ELN (Ejército de Liberación Nacional) colombiano.
Como resultado de la “creciente presión” de las sanciones económicas y otras medidas impulsadas por Washington y sus aliados, pronosticó que “hay una tormenta que se está intensificando en el círculo más íntimo; una creciente insatisfacción y desconfianza que eventualmente llevará al fin del reino de terror de Maduro”.