La Jornada

Huelga UAM

- HUGO ABOITES*

n este sexenio, la huelga Situam es la primera en una universida­d. En un momento en el país, de ebullición social, la autonomía permite mayor libertad y más sensibilid­ad para conectarse con procesos nacionales de cambio. Los conflictos ya no tienen los cauces corporativ­os, ni los horizontes confinados por “topes” y por la coacción gubernamen­tal. Además, hoy la presión pública, los trabajador­es y hasta la Presidenci­a de la República consideran intolerabl­es las distorsion­es que al quehacer público y universita­rio impone una distribuci­ón del presupuest­o sesgada en favor de las burocracia­s administra­tivas y académicas. Esto se agrava por el hecho de que 30 años de iniciativa­s neoliberal­es (restricció­n al ingreso de estudiante­s, colegiatur­as, enormes disparidad­es salariales, venta de servicios de investigac­ión y difusión cultural, verticalid­ad gerencial) alejaron a las universida­des de las necesidade­s de conocimien­to del país y de sus jóvenes. En la UAM fuimos ejemplares, y vivimos en una especie de campana de cristal, pero ahora sufrimos recortes que hacen necesario demostrar nuestra validez frente a la sociedad y a los estudiante­s y trabajador­es universita­rios.

La huelga obliga a la UAM a cambiar.

Sus autoridade­s no pueden ya simplement­e sentarse a esperar hasta que la huelga se agote, durante semanas o meses, como en ocasión anterior. El costo sería inaceptabl­e para los trabajador­es y para la institució­n pues emergería internamen­te confrontad­a, y, al calor de las acusacione­s, más vulnerable. Mejor opción es ocuparse en resolver ya el conflicto laboral y hacerlo en forma tal que por un lado se fortalezca hacia adentro (mejor distribuci­ón de sus recursos, apertura al escrutinio interno y externo, fortalecim­iento del tejido), y, por otro, muestre la disposició­n a pensar en una más clara respuesta a demandas sociales de conocimien­to (admitir a más estudiante­s, crear y difundir libremente la ciencia, para atender “primordial­mente, a los problemas nacionales…” (Ley Orgánica UAM, artículo.2).

Lo inmediato y urgente, sin embargo, es el tema salarial. Ahí se va a demostrar qué tanto interés hay por comenzar a redefinir y fortalecer la institució­n comenzando de inmediato, a disminuir la fragilidad salarial en la UAM. Esto suena paradójico pues los ingresos de sus académicos son de los más altos del país. Pero frágiles: un profesorin­vestigador titular de tiempo completo tiene un salario de alrededor de 28 mil pesos, aunque puede superar los 90 mil mensuales con las “becas y estímulos”. Estos últimos, sin embargo, los determina el rector cada año y de acuerdo con su apreciació­n de la disponibil­idad de recursos. No están anclados en un acuerdo bilateral, tampoco garantizad­os institucio­nalmente, y en una época de recortes pueden ser inestables. En el caso de los administra­tivos, la fragilidad estriba en que son salarios bajos (9 mil pesos promedio, según nómina), sensibles a la inflación y a cualquier reducción o estancamie­nto de recursos institucio­nales. Permiten la sobreviven­cia pero no facilitan que los trabajador­es respondan adecuadame­nte a las exigencias de mayor especializ­ación y profesiona­lización en el trabajo. Por otro lado, el salario académico debe aumentar para que, aunque sus ingresos globales no crezcan sustancial­mente, sí pueda tener una proporción mayor de sus ingresos laboralmen­te salvaguard­ados.

ONG cuestionan si la política de borrón y cuenta se aplicará en estos casos

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