Barrio Alameda
E l concepto de barrio en México data de la época prehispánica. México-Tenochtitlan, la gran ciudad que deslumbró a los españoles estaba constituida por cuatro cuadrantes: Cuepopan, Moyotlán, Atzacoalco y Zoquipan o Teopan. En cada una de ellas había pequeños barrios.
En la ciudad española eso se conservó y hasta la fecha en las áreas más antiguas se conservan barrios. En La Merced hay varios ya con el nombre castellano: La Palma, Manzanares, Roldán y San Lucas.
De los más tradicionales recordamos a Tepito y La Lagunilla, en el Centro Histórico; La Conchita y Niño Jesús, en Coyoacán; San Juan Tlilhuacan y Tomatlán, en Azcapotzalco, por mencionar algunos, ya que son decenas por toda la ciudad.
En los alrededores de la Alameda, el añejo parque que mandó a construir en 1592 el virrey Luis de Velasco donde estuvo el convento de San Diego, en los años 20 del siglo pasado se construyó un edifi- cio estilo art decó, de moda en esa época.
Lo ocuparon médicos, fotógrafos, artistas, abogados, periodistas y una variedad de profesionistas. Hace cerca de un lustro cuatro jóvenes creativos, entre los que se encuentra una arquitecta, emprendieron la ambiciosa tarea de renovarlo y conservar su arquitectura original.
Lo llamaron Barrio Alameda, con la idea de promover un sentido de comunidad entre los vecinos, trabajadores y familias de la zona. Asimismo, buscaban ser un laboratorio de ideas para compartir. Creo que lo lograron.
El edificio tiene un amplio patio en planta baja y tres pisos. Todos con anchos pasillos y balcones jardinados que dan al luminoso patio, cubierto por bloques de vidrio translúcido. Lucen de forma maravillosa las formas y materiales de la arquitectura art decó: pisos de mosaico en diseño ajedrezado blanco y gris, escaleras y lambrines de granito.
La herrería es un primor, de hierro negro y formas geométricas. También destaca la madera fina en puertas y barandales. Esto sólo es un deleite, pero