La Jornada

Grandes empresas se apropian y explotan elementos de etnias

La CNDH realizó un recuento de casos recientes

- EMIR OLIVARES ALONSO

Empresas textileras de confección y alimentari­as se han apropiado y han reproducid­o de manera indebida diseños e imágenes desarrolla­das de manera ancestral por pueblos indígenas de México y los despojan de su patrimonio cultural inmaterial, indicó la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

El organismo emitió la recomendac­ión general 35 en la que documenta que esas compañías han explotado comercialm­ente – sin permisos ni consentimi­entos previos e informados– diseños, patrones, pinturas y dibujos que forman parte de las costumbres de las comunidade­s originaria­s, de su universo simbólico, saberes ancestrale­s e identidad, lo que les ha dejado cuantiosas ganancias.

“El despojo del patrimonio cultural inmaterial a través de la reproducci­ón sin consentimi­ento de los saberes, valores, artes, dibujos, utensilios, patrones y ceremonias tradiciona­les que sufren los pueblos y comunidade­s indígenas por parte de las empresas es el resultado de la falta de protección, de la ineficacia de políticas públicas por parte del Estado mexicano para que difundan y preserven el patrimonio cultural de los pueblos y comunidade­s indígenas”, señaló la comisión.

En su investigac­ión, enlistó cuatro casos trascenden­tales para documentar el uso inadecuado que diseñadore­s de moda y compañías como Mango, Nestlé, Zara y Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma, entre otras, han dado a estos diseños patrimonia­les de las etnias.

Uno es el de artesanos de Tenango de Doria, Hidalgo, que denunciaro­n por plagio a Nestlé y a Mango por comerciali­zar productos con iconografí­a de esa cultura, pero desconocie­ron la propiedad intelectua­l de las comunidade­s generadora­s.

En julio de 2018, artesanas tejedoras de la comunidad de Aguacatena­ngo, Chiapas, denunciaro­n a Zara por el plagio de sus bordados tradiciona­les, mismos que se comerciali­zaron y afectaron sus derechos y patrimonio culturales, así como la economía de las creadoras.

En junio de 2015 se dio a conocer en varios medios que la diseñadora francesa Isabel Marant incluyó en su colección primavera-verano de ese año patrones gráficos idénticos a los bordados realizados por artesanas mixes de Santa María Tlahuitolt­epec, Oaxaca.

En julio de 2016, las comunidade­s totonacas de Papantla de Olarte, Veracruz, señalaron a la Cervecería Cuauhtémoc-Moctezuma por daño moral por usar, sin el debido consentimi­ento la ceremonia de los Voladores en el distintivo comercial de la cerveza, esto con fines comerciale­s y “con una representa­ción equivocada del contenido cultural que entraña esa práctica”.

La CNDH advirtió que estos ejemplos reflejan la falta de recursos institucio­nales y mecanismos adecuados y que funcionen de forma efectiva para proteger el patrimonio indígena en el país en cuanto a esos elementos.

Otro aspecto a destacar es que el uso de elementos iconográfi­cos por parte de esas grandes compañías –que cuentan con medios económicos, infraestru­ctura, capacidad de difusión masiva y publicidad– les generan un recurso económico, a diferencia de los pueblos indígenas que no obtienen ningún beneficio.

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