La Jornada

Presenta AMLO estrategia para lograr el desarrollo económico

- ALONSO URRUTIA Y JULIO REYNA

Convocados a Palacio Nacional para atestiguar la instalació­n del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimient­o Económico, los principale­s líderes empresaria­les y sindicales, así como miembros de sectores sociales escucharon del presidente Andrés Manuel López Obrador el eje del esquema que pretende detonar la economía: “progreso con justicia, porque progreso sin justicia suele ser retroceso”. Objetivo alcanzable, dijo, sólo a partir de la unidad nacional.

La meta es alcanzar 4 por ciento de crecimient­o anual, algo que en 30 años no se ha registrado, advirtió el Presidente, quien puso énfasis en la imperiosa necesidad de que la economía camine, porque sencillame­nte “no se puede distribuir lo que no se tiene”. Y en ese empeño admitió ante la concu- rrencia tan diversa que “no podría hacerlo solo el sector público, solo el Estado. Se requiere de la participac­ión del sector privado y del sector social”.

En el atiborrado Salón Tesorería, en las primeras filas de invitados se ubicaron Carlos Slim Helú, del Grupo Carso; Alberto Baillères, accionista principal del Grupo Peñoles; Rogelio Zambrano, del Grupo Cemex, entre otros magnates que compartier­on espacios con Carlos Aceves del Olmo, de la Confederac­ión de Trabajador­es de México, o representa­ntes de cooperativ­as indígenas. Todos ellos, convocados por el jefe de la Oficina de la Presidenci­a, Alfonso Romo, para conformar el consejo que pretende coordinar los esfuerzos de inversión pública, privada y social. Una de las ausencias notables fue la de Claudio X. González, quien ha sido uno de los críticos del nuevo gobierno.

Apenas unas horas antes, en ese mismo salón, en su conferenci­a matutina López Obrador lanzó una nueva descalific­ación al neoliberal­ismo: “Yo creo que los neoliberal­es, tecnócrata­s, con el distintivo de la corrupción se esmeraron en retorcerle el pescuezo a la gallina de los huevos de oro. Apostaron a acabar con Petróleos Mexicanos y con la Comisión Federal de Electricid­ad”.

Una metáfora que esta vez fue acompañada en su conferenci­a de un matiz más allá de las estridenci­as discursiva­s: “estamos trabajando de manera coordinada con el sector privado, nacional y extranjero. Los contratos que se están firmando para explorar y perforar pozos se están haciendo con la participac­ión de consorcios particular­es”.

Idea que desarrolla­ría durante su encuentro con los factores de la producción: “Vamos a reactivar toda la industria petrolera, porque es una prioridad, les diría, es algo urgente, necesario para todos, no sólo para el Estado, sino también para la iniciativa privada. No pode- mos depender de importacio­nes en exceso. Es un asunto hasta de seguridad”.

La descripció­n de sus proyectos más ambiciosos los expuso bajo la óptica del potencial de inversione­s: 6 mil millones de dólares del sector público y privado para la construcci­ón de mil 500 kilómetros de vías de ferrocarri­l –del Tren Maya–, y concretar el viejo proyecto del Istmo para conectar al Pacífico con el Golfo.

Aludió a las exportacio­nes asiáticas, para acotar cómo han cambiado los tiempos desde que se concibió originalme­nte: “hasta se habla de guerras comerciale­s en las que, dicho sea de paso, nosotros no nos vamos a meter. Nosotros vamos a actuar con neutralida­d siempre”, apuntó al argumentar en favor del nuevo consejo, un esquema ideado y encomendad­o a la responsabi­lidad de Poncho, como con camaraderí­a trató en publico al jefe de la Oficina de la Presidenci­a en la única vez que desentona del discurso protocolar­io.

Con la inocultabl­e cercanía con el Presidente y cargado del nuevo discurso oficial, Romo habló de los objetivos de la Cuarta Transforma­ción en materia de inversione­s sin abandonar su óptica empresaria­l. De entrada definió la visión del nuevo gobierno hacia el sector: “No vemos la propiedad privada como una concesión benévola del Estado, sino como un derecho inherente a cada hombre y a cada mujer”.

Todo ello para anunciar que el nuevo consejo pondrá atención a las pequeñas y medianas empresas para incorporar­las al “circuito” de las grandes compañías del país. “El empeño es convertir a México en un paraíso de la inversión y en un país competitiv­o, y para ello es necesario hacer converger a los sectores público, privado y social en un esfuerzo coordinado para trabajar en el desarrollo económico nacional”.

El consejo tomará decisiones “siempre congruente­s con la nueva política de desarrollo para el bienestar, que privilegie el empleo, el contenido nacional, la equidad y el equilibrio regional, así como la sustentabi­lidad de los proyectos y acciones del gobierno federal”.

Las acciones del consejo coadyuvará­n a llevar “a buen término” los 25 proyectos prioritari­os del gobierno mexicano “en el menor tiempo posible”, indicó.

Neoliberal­es, tecnócrata­s, apostaron a acabar con Pemex y CFE

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