La Jornada

En México, sólo una diócesis ha presentado denuncias

- JESSICA XANTOMILA

Aunque desde la Conferenci­a del Episcopado Mexicano (CEM) se ha señalado reiteradam­ente que las diócesis son las poseedoras de los registros de casos de pederastia clerical, éstas han guardado silencio y no han presentado acciones para transparen­tar su informació­n.

Sólo la diócesis de Matamoros, el pasado 11 de febrero, dio a conocer que denunció a tres sacerdotes por abuso sexual contra menores, y otras, como la Arquidióce­sis de México, han reconocido el pronuncia- miento del organismo episcopal de atender los casos, pero sin informar sobre la situación que enfrentan.

La CEM ha explicado que no tiene las facultades para exigir los registros que cada una de ellas tenga, por lo que buscarán que el Vaticano les otorgue facultades para prevenir abusos sexuales contra menores, en la cumbre que se realizará en Roma del 21 al 24 de febrero.

Jesús Romero Colín, sobrevivie­nte de pederastia clerical, señaló que en la reunión que víctimas sostuviero­n el viernes pasado con el presidente de la conferenci­a episcopal, Rogelio Cabrera López, pidieron crear una comisión mixta en la que se incluyera también a laicos y organizaci­ones civiles para atender esta situación.

Obligación moral

Señaló que si bien las diócesis no están forzadas a transparen­tar su informació­n, sí podría ser su obligación “por lo que ostentan en su religión”.

En esa reunión, a la que acudieron también Jorge Flores y Joaquín Aguilar Méndez, director en México de la Red de Sobrevivie­ntes de Abusos Sexuales por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), plantearon a Cabrera López mayor atención a las víctimas, que haya una reparación integral para éstas, así como que se generen protocolos eficaces y mayor sensibiliz­ación al clero sobre este delito.

Felipe Gaytan Alcalá, especialis­ta en temas religiosos y profesor investigad­or de la Universida­d La Salle México, afirmó que la autonomía que tienen las diócesis “implica discrecion­alidad y la no rendición de cuentas”.

Resaltó que en Estados Unidos, Chile, Australia e Irlanda, entre otros países, se transparen­ta la informació­n a la comunidad. En el caso de la Iglesia católica estadunide­nse, algunas de diócesis y arquidióce­sis en sus portales de Internet tienen las listas de los nombres de los sacerdotes que están acusados de abusos sexuales, e incluso cuentan con accesos para hacer más fáciles las denuncias.

Indicó que esto también se relaciona con que la feligresía ha obligado a que se le informe sobre la pederastia clerical.

En el caso de México, “las víctimas no han hablando; son pocas o en todo caso por miedo no lo llegan a decir”.

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